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Thursday, February 16, 2012

Un Ministerio Transformador

Por: Pastor Carlos A. Goyanes

Mateo 4:12–25

El comienzo el ministerio de Jesús marcó las pautas para el desarrollo del ministerio en la iglesia y su metodología, dirigida a un proceso de crecimiento sano y transformador. Después de la preparación personal como creyente hay pasos que la iglesia debe dar:

Predicación (v. 17)
La tarea fundamental de la iglesia es anunciar, predicar la verdad de Dios y llevar al mundo a los pies de Cristo. Jesús comenzó su ministerio predicando el arrepentimiento y cuando se fue al cielo nos dejó la Gran Comisión (Mateo 28:18–20). Es necesaria la predicación de la Palabra para el extendimiento de la obra de Dios. Ellos necesitan saber de Dios (Romanos 10:14).

Llamamiento (v. 18-22)
Jesús comenzó a llamar a sus discípulos y creó un grupo de traba-jo que preparó durante tres años para el crecimiento futuro de su iglesia. El día en que conocimos al Señor fuimos llamados no solo a ser parte de su iglesia, sino de una obra transformadora. Cada creyente fue llamado con una tarea. Dios tiene un plan para cada persona que existe en este mundo y para cada creyente tiene una responsabilidad esencial, que es prepararse para llamar a otros. Hay que llamar a las personas al arrepentimiento. El trabajo de la iglesia no es dar buenos cultos los domingos, es salir a buscar a los perdidos. El culto es el resultado de ese trabajo que trae gozo al corazón de cada creyente sabiendo que ha cumplido con lo que Dios le ha pedido y alaba al Señor por ello. Allí en la presencia de Dios se llama a los inconversos al arrepentimiento y a los creyentes a hacer la obra de Dios.

Enseñanza (v. 23)
La enseñanza es la parte más difícil de la tarea evangélica, porque involucra tiempo no solo para el que aprende, sino también para el que enseña a otros, si es que lo desea hacer bien. Es interesante notar que tres años es de algún modo el tiempo mínimo para la preparación de los pastores. La Biblia nos dice que los discípulos estuvieron en el seminario de Jesús por tres años y Pablo en el desierto por tres años también. No obstante, cada creyente debe prepararse para la tarea de la fe y enseñar a otros no solo el plan de Dios para su salvación, sino también la Palabra de Dios.

Sanación (v. 24)
El poder de Jesús era tal que sanaba los cuerpos de las personas que eran traídas a El, pero la sanidad que él realmente quería para ellos era la sanidad de su alma. Tenemos que sanar nosotros para sanar a otros (Lucas 6:39). Un creyente debe sanar para ayudar a otros. Transcurre algún tiempo para que sanemos interiormente porque es un proceso que a veces es largo dependiendo de cuán herido espiritualmente está el nuevo creyente. Al renunciar al mundo traemos con nosotros toda una carga de problemas que tenemos que depositar en las manos del Señor con toda confianza. Tenemos tanta desconfianza en la gente que nos rodea, que poner en las manos de Dios toda mi vida me va a llevar tiempo, pero a medida que lo hacemos vamos sanando. La sanidad es demostrada en la medida que van aflorando los frutos del Espíritu en nosotros. La gente va a notar nuestra transformación y nos daremos cuenta de la paz que hay en nuestro interior.

Seguir al líder (v. 25)
El máximo líder, la cabeza de la iglesia es Jesucristo; pero él llamó a hombres para el liderazgo de la iglesia. Llamó a pastores y líderes de la iglesia para la edificación del cuerpo de Cristo. Solo Jesús fue un líder perfecto, sin embargo, él llamó a hombres imperfecto a guiar la obra de Dios. Dios siempre ha sabido de nuestra incapacidad, de nuestros pecados, de nuestras debilidades, pero quiere que hagamos la obra y permanezcamos en la lucha contra aquel que quiere arrebatarnos lo que hemos logrado en el Señor para mostrarnos como ineptos e incompetentes de hacer la obra de Dios. Cada creyente es un líder ya que el mundo lo ve como un ejemplo a seguir. Tenemos que estar completamente vestidos de toda la armadura de Dios para poder hacer la tarea que Dios nos ha dado (Efesios 6:10–18). Predicar, llamar, enseñar, sanar y seguir al líder son los pasos que contribuyen al crecimiento de una iglesia sana.

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