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Monday, September 10, 2012

La Fe Que Perfecciona


Por: Pastor Carlos A. Goyanes

‘Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.’ Mateo 5:48

¿Podremos ser perfectos siendo pecadores? Por supuesto que no. Pero estas palabras de Jesús nos indican hacia donde debemos dirigirnos. El camino a seguir debe ser el camino de la cruz para poder estar en la lista de los vencedores (Romanos 8:37). No se trata de una simple carrera de atletismo, se trata de la carrera de la fe (Hechos 20:24; 2 Timoteo 4:7; Hebreos 1:21).

La palabra perfecto deriva del latín perfectus y del griego téleios. Perfectus, en latín, deriva de factus que quiere decir hecho: completamente hecho, terminado. El término griego téleios deriva de la palabra telos que quiere decir fin, meta. Teleios significa finalmente, finalizado, terminado, llegado, sugiere que el ser de quien se dice que es teleios, ha alcanzado su fin, que no le falta nada para ser lo que debe ser, que ha hecho todo el esfuerzo para hacer el bien.

Aun así, estas palabras de Jesús ‘vosotros sed perfectos como es perfecto vuestro Padre que está en los cielos’ suscitan un dilema. ¿Cómo puedo ser perfecto si soy un ser pecador? Ser perfectos es el reto que el Señor nos puso y la meta a alcanzar es Dios. No seremos como Dios, pero podemos parecernos a El. Somos la imagen de Dios (Génesis 1:26) y cada día esa imagen debe ser mejor (Romanos 8:29).

En todo el capítulo 5 de Mateo Jesús está dando enseñanzas que ayudan a dar pasos hacia la perfección. No vamos a ser iguales a Dios, pero debemos luchar para volver nuestras vidas a nuestro estado original, cómo éramos cuando Dios nos creó, cuando Dios vio que todo era bueno. El Señor está promulgando una Nueva Alianza en la cual expresa: ‘oísteis que fue dicho, mas yo os digo.’ Si queremos ser hijos de Dios debemos reflejar la perfección del Padre.

Las enseñanzas en cuanto a la justicia legal (…ojo por ojo y diente por diente… Mateo 5:38) eran para frenar la venganza y reducirla a un castigo equitativo. Era para que no se excedieran en el castigo por el delito cometido. Nuestra justicia ha de ser mayor que la de los líderes religiosos de esa época, sino no es justicia. Debe exceder las expectativas de aquellos que dicen ser religiosos, pero no obran la justicia de Dios (Mateo 5:20).

Perfecto da la idea de algo acabado, terminado, una obra que ha sido hecha y no tiene defecto (téleios del griego). En el latín la preposición per le agrega a la palabra factus una idea de intensidad máxima, de totalidad, de que la acción está terminada, que se ha hecho totalmente, que no le falta nada per-factus. De ahí derivan en castellano las palabras factura, manufactura, facturar o facturación y, por supuesto la misma palabra per-fectus; per-factus — perfecto. Lo contrario a per-fectus es de-fectus, es decir, algo que o bien se ha des-hecho o no está del todo hecho. De ahí vienen en castellano los términos: defecto, defectuoso, deficiente.

Jesús quiere que seamos perfectos pera que glorifiquemos al Padre que está en los cielos, para que nuestra luz alumbre delante de los hombres, para que mostremos el amor y la misericordia de Dios y para que alcancemos la meta en el supremo llamamiento de Dios. Nuestra fe, en lo que creemos, los principios bíblicos en los cuales basamos nuestra vida, nos van perfeccionando para el día que vayamos con el Señor. No solo es creer en Jesús como nuestro Salvador, sino que tenemos que obedecerle para que Él sea nuestro Señor. Creer en Cristo salva, pero va ligado a la obediencia. ¿Cómo podemos creer si no obedecemos a Aquel en el cual creemos? Obedecer es la actitud que nos hace dar pasos hacia la perfección para cada día ser más semejantes a Cristo (1 Juan 5:4).

 

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