Thursday, December 27, 2012

...Hijo Nos Es Dado...


Pastor Carlos A. Goyanes

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.  ~Isaías 9:6

Con el nacimiento de Jesús en Belén de Judea, Dios se acercaba al hombre. Pero su acercamiento fue de una manera distinta a la que el hombre estaba acostumbrado. Hasta ese momento Dios hablaba a través de los profetas, de sueños, visiones, de muchas maneras y de muchas formas (Hebreos 1:1–2); pero ahora lo hacía tomando nuestro lugar, nuestra forma. Si otrora Dios nos había hecho a su imagen y semejanza, ahora Él tomaba la forma de nosotros los hombres. Dios se hizo carne para habitar entre nosotros (Juan 1:14). Un hijo nos fue dado, alguien que fuera igual a nosotros, perfectamente hombre para tomar el lugar del hombre y perfectamente Dios para mediar  en el conflicto entre el ser humano pecador y Dios (1 Timoteo 2:5).

La gracia y la misericordia de Dios vinieron al mundo cuando su Hijo nos fue dado. Dios cumplió la promesa que tanto se había anunciado a lo largo de la historia. Su Hijo amado en el cual Él se complacía vino al mundo a cumplir con su misión redentora (Isaías 42:1; Mateo 3:17). Verdaderamente recibimos un hijo de los hombres, semejante a nosotros y sufriente cual Varón de dolores (Isaías 53:3). La historia del romance de Dios es  la historia de amor más grande que haya existido. Un Dios creador, grandioso y eterno; por amor, se humilla para rescatar a una humanidad perdida. Deja todo lo que tenía en el cielo y viene aquí, a este lugar de corrupción para salvar (Filipenses 2:5-8).
   
En el idioma hebreo la palabra usada para Dios Fuerte es gibbor que representa a un guerrero que va a luchar por su pueblo. Cuando nadie nos rescata, Dios en la persona de su hijo Jesucristo lo hace. Jesús vino a vencer el pecado, a lograr la salvación, a contender por nuestras almas y a buscar lo que se había perdido (Lucas 19:10). Sus armas para vencer fueron un ejército de ángeles que lejos de venir con espadas de fuego relampagueantes vinieron con cantos que anunciaban las Buenas Nuevas de salvación. Su canto fue: Gloria a Dios en las alturas y paz para la tierra (Lucas 2:14). Pastores y magos se postraron delante de Jesús, los reyes sintieron amenazados sus poderes terrenales, pero su reino es un reino de paz que ofrece una vida más allá de las fronteras de la muerte.


 

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