Wednesday, December 18, 2013

Lo Que Significa La Navidad

Por: Pastor Carlos A. Goyanes

Porque un niño nos es nacido…  ~Isaías 9:6

Muchas personas que en estos días celebran la navidad no pueden responder a la pregunta ¿qué significa la navidad? Esto es porque han cambiado el significado de la navidad. Ahora significa para el mundo celebraciones, borracheras, fiestas mundanas y en muchos casos ocasiones para el libertinaje y el pecado. Para otros que son más conservadores representa la época del año para hacerse regalos y ayudar a alguien que sufre. La navidad se ha convertido en algo material. La Navidad es un mensaje espiritual y está muy lejos de las tradiciones y celebraciones paganas y pecaminosas de hoy. Es la revelación de Dios al mundo a través de la persona de su Hijo Jesucristo. La Palabra Navidad significa nacimiento; el nacimiento de Cristo. Es este evento histórico de Dios el que ha hecho posible la ilustración de las Buenas Nuevas al mundo que ha sido profetizada y revelada a través de Su Palabra. Tenemos que volver a las sendas antiguas (Jeremías 6:16), a la enseñanza de Las Escrituras (Juan 5:39), a retomar la Palabra de Dios para saber el verdadero significado de la Navidad. Dios se manifestó a nosotros en forma humana con ese niño que nos fue nacido el cual se llama Jesús (Juan 1:14).

Cuando éramos niños esperábamos la visita de los magos, papá Noel y otros; pero jamás llegaron. Nos enseñaron acerca de los regalos y la gran celebración familiar ¿Dónde está el niño de la navidad, el regalo del amor de Dios hacia nosotros? Parece que está siendo olvidado en la historia. Es triste el significado que hoy se le da a la Navidad. En nuestros días significa consumo, negocios, ganancias elevadas. La Navidad hoy es más comercial que espiritual. Hemos renunciado al regalo eterno de Dios para conformarnos a los regalos temporales que envejecen y que solo duran unos pocos días.

La Navidad es el nacimiento histórico del Salvador. Los Evangelios registran este evento (Mateo 1:18–25, Lucas 2:1–20, Isaías 7:14, 9:6). El niño que nació aquella noche en Belén era el Hijo de Dios y que antes existía desde la eternidad en el cielo (Juan 1:1). Aquel niño era Dios, el Creador del Universo que se revelaba a los hombres para salvación. La Navidad tiene un significado bíblico y teológico porque es la encarnación de Dios en la tierra para que el hombre le conozca ¿De qué sirven los regalos y las fiestas si no has recibido el regalo de Dios? La celebración real debe ser por causa de este hecho histórico y no de una fecha que ni siquiera es exacta. El objeto de la navidad es Jesús mismo, no está centrado en la satisfacción vacía de presentes que duran tan poco como la alegría de los que lo reciben.


El engaño del Diablo es quitarle el valor real a la Navidad. Trata de colocar al hombre como el centro de toda la gloria y confundir a la humanidad para que desvíe su atención del mensaje de Dios, el mensaje de la Navidad. No es nuestra fiesta, es la fiesta de Dios, no celebramos la unidad familiar sino el nacimiento de Cristo. Es hora de que replanteemos nuestra celebración y nos volquemos a celebrar a Cristo. Nos toca como cristianos trabajar para que el mundo no olvide qué significa la navidad.

Thursday, December 12, 2013

Pablo Llerena

Nuestro amado hermano Pablo pasó a la presencia del Señor ayer miércoles, 11 de diciembre, 2013. Lloramos con la familia Llerena y pedimos al Dios del Cielo y de la Tierra traiga su consuelo a Ethel, su querida esposa de 62 años, sus hijos, nietos y demás familiares.

El velorio será mañana viernes, 13 de diciembre, 2013 en la Iglesia Bautista Hispanoamericana de Union City, Calle 44, comenzando a las 3 p.m. El culto comenzará a las 7 p.m.


Monday, December 9, 2013

La Esperanza del Sembrador

Por: Pastor Carlos A. Goyanes

Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. ~Mateo 13:3

Nuestro Señor Jesucristo en su sabiduría celestial usó eventos de la vida diaria para ilustrar sus enseñanzas y acaparar la atención de sus oyentes. A estas enseñanzas se les llama parábolas. Este pasaje en particular es una parábola que destaca la tarea del sembrador. Sembrar es una labor ardua. El campesino ha de pasar mucho tiempo en el campo cuidando el terreno. Mucho antes de que la semilla sea sembrada ha de preparar el terreno donde debe ser puesta. Al salir a sembrar la semilla va con la esperanza de que crezca y dé los frutos anhelados; pero corre el riesgo de que parte de ella se pierda.

La parábola del sembrador no solamente es la primera de las parábolas, sino la llave de todas. A través de ella nuestro Señor narra como la semilla es lanzada al terreno y parte de ella cae en lugares donde no producirá frutos. Los elementos descritos en este pasaje (Mateo 13:1–11) tienen un simbolismo espiritual y representan la manera en que las personas reciben la Palabra de Dios. La semilla es la Palabra de Dios que es esparcida en terrenos diferentes y el sembrador es el que siembra la Palabra. Según este pasaje hay cuatro tipos de terrenos en donde puede caer la semilla:

1.  La semilla puede caer junto al camino (Mateo 13:4). El camino es un lugar apisonado, un terreno duro y por esta causa infértil. La semilla queda expuesta a depredadores espirituales los cuales son representados con las aves. Los que tienen sus oídos cerrados al mensaje de Dios y no entienden, poco les dura la semilla que fue plantada y el enemigo de las almas con sus artimañas arrebata de sus vidas la semilla que fue sembrada en su corazón (Mateo 13:19); han endurecido sus vidas como se endureció el camino. Día tras día, jornada tras jornada, problema tras problema, van apisonando el terreno hasta que se endurece. Sus vidas se vuelven infértiles, espiritualmente; pero en las manos del Señor todavía tienen esperanza.

2.  Parte de la semilla puede caer en pedregales (Mateo 13:5). La semilla brota pronto, pero sin profundidad porque no tiene mucha tierra. Muchos que creen en la Palabra de Dios, pero no profundizan en ella, no maduran espiritualmente y cuando vienen las aflicciones de la vida se secan y no dan fruto. Son los que, llenos de sentimentalismo, no han trabajado en ahondar sus vidas en Dios. Han quedado en un evangelio romántico; pero no han entendido que van a tener aflicciones terrenales por causa de la Palabra (Mateo 13:20–21).

3.  Parte de la semilla puede caer entre espinos (Mateo 13:7). Muchos en este mundo están dispuestos a escuchar la Palabra de Dios, pero no a seguirla. Confían tanto en las riquezas que anteponen sus afanes y sus deseos de obtener lo material a Dios. No se entregan al Señor porque lo más importante para ellos es lo temporal y dejan escapar su oportunidad eterna. Su fe es ahogada en la búsqueda de las riquezas y su mirada esta fija en lo que puedan obtener en esta vida. Engañados por las riquezas, no pueden respirar el aire puro de la verdad de Dios por lo que sus vidas, espiritualmente hablando, se ahogan buscando la fortuna que perece (Mateo 13:22).

4.  Parte de la semilla cayó en buena tierra (Mateo 13:8). Qué hermoso es cuando la semilla cae en un corazón que está preparado, dispuesto para el Señor. Los frutos se cuentan por cientos y alegran al sembrador. Sembramos con esfuerzo y regamos la semilla con nuestras lágrimas mientras vemos que muchos corazones no están dispuestos a recibir la palabra de Dios (Salmo 126:6). La cosecha tendrá pérdidas y habrá frustraciones; pero tenemos la esperanza puesta en las promesas de Dios (Mateo 13:23; Isaías 55:11). Nuestra labor es sembrar aunque tengamos que llorar porque nuestros esfuerzos serán recompensados con almas que buscan del Señor, que dan frutos. Esta es la esperanza del sembrador y su mayor anhelo, el volver con regocijo trayendo frutos.


Tuesday, December 3, 2013

Vigilia de oración — Viernes, 6 Diciembre 2013


Te invitamos a unirte a nosotros en oración el viernes, 6 diciembre 2013, a las 8 p.m. hasta la medianoche.

Creciendo en la Gracia de Dios

Por: Pastor Carlos A. Goyanes

Antes bien,  creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.  ~2 Pedro 3:18

La gracia de Dios es el más grande de los regalos dados al hombre. Desde la eternidad, en algún momento en el infinito, Dios ya tenía la buena noticia para el hombre. Allí estaba el Hijo como Verbo de Dios y como Dios mismo para nuestra salvación. Allí fue preparado el mensaje dado a los ángeles para el día de su nacimiento como humano. Dios estaba manifestando su gracia. Un regalo grandioso del cual no podemos prescindir, ya que es fundamental para la salvación del hombre y constituye su mayor necesidad a la hora de tener una relación con Dios. No es que merecemos la gracia de Dios, sino que Él en su misericordia nos hizo hallar gracia delante de sus ojos a través de la persona de su Hijo Jesucristo (Efesios 2:1–5).

Nosotros teníamos deuda con Dios; una deuda tan grande que no podíamos pagar. Éramos totalmente ineficaces de pagar esta deuda. Si alguien debe algo, debe pagarlo porque esto es justo (Romanos 13:7–8). Como ningún ser humano podía cancelar la deuda con Dios, Él mismo decidió pagarla. Por eso envió a su Hijo Jesucristo para que tomara nuestro lugar. En esto consiste la salvación que siempre es por gracia. Necesitamos gracia. Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia (Romanos 5:17). La gracia se recibe por fe.

El hombre no puede comprar la salvación, pero sí la puede obtener porque Dios es bueno y se la regala en su gracia. Un regalo inmerecido que recibimos por el amor y la misericordia de Dios hacia la humanidad. Ningún ser creado por Dios recibe este extraordinario don, excepto el hombre. Tenemos un privilegio maravilloso y es nuestro deber y ocupación crecer en Su gracia porque nuestra imagen se ha empobrecido y debilitado por el pecado. Para vivir en la gracia de Dios hemos de trabajar en el sentido de mejorar nuestra imagen porque debemos parecernos cada día más al Señor (Romanos 8:29; Efesios 4:13); al menos esa es la aspiración de Dios para nuestras vidas. 

La gracia de Dios solo puede recibirse mediante la fe (Efesios 2:8). No hay nada que puedas hacer para recibir la gracia de Dios. No es con cosas materiales ni con logros personales; sin embargo, Él se nos revela con bendiciones no solo para los creyentes, sino para los incrédulos, porque desea darles de Su gracia (Mateo 5:45). Solo mediante la fe recibimos el más grande regalo de Dios: la salvación eterna. Actualmente la gracia de Dios se ha manifestado, aprovecha esta oportunidad eterna (Tito 2:11).