Monday, February 10, 2014

El Tesoro Escondido

Por: Pastor Carlos A. Goyanes

Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.  (Mateo 13:44)

Un tesoro escondido es algo que intencionalmente fue puesto en un lugar con el fin de que solo el dueño lo halle. Jesús escondió el tesoro de Dios para que los coherederos de su gracia encuentren la riqueza liberadora del evangelio y sean recompensados al ser partícipes del reino de los cielos.

Esta parábola del tesoro escondido tiene tres aspectos interesantes:

1. Una persona que descubre un tesoro inmensamente valioso.
En tiempos de Jesús muchas personas escondían sus tesoros enterrándolos porque no había bancos como los de hoy. Solo el dueño del tesoro sabía dónde estaba, por eso al morir el dueño quedaba el tesoro en donde había sido puesto hasta que alguien lo encontrara. Jesús murió en la cruz dejando el tesoro del evangelio escondido para que el hombre que busque a Dios lo encuentre (Colosenses 2:2b, 3).

2. El gozo de haber encontrado tal tesoro
El tesoro de Dios, Jesucristo, es encontrado por los que se ocupan en hallar al Señor. Este tesoro no es para los que despreocupadamente viven una vida de ocio espiritual y no se inquietan por lo eterno. Sin embargo, aquellos que encuentran a Jesucristo se llenan de gozo y satisfacción al darse cuenta que su felicidad no depende de las cosas que esta vida ofrece (Lucas 12:15; Romanos 14:17). Realmente somos pobres delante de Dios. Lo que podamos poseer en esta vida es muy pequeño comparado con lo que Dios nos está ofreciendo en la vida venidera. Cuando la luz de Dios se filtra en nuestras vidas a través del evangelio de Jesucristo comenzamos a ver con claridad lo que antes estaba oculto. Entonces llevar la cruz se convierte en un yugo fácil y en una carga ligera; aunque para los demás la cruz sea demasiado grande para llevar.

3. Dar todo para conseguir ese tesoro
La fe puede aparecer como el tesoro que no estamos buscando; pero que encontramos en nuestra búsqueda de algo que llene nuestras almas (Hebreos 11:24–26). Ese tesoro no cuesta, es gratuito, y Dios lo escondió para que lo encontráramos. Una vez hallado este tesoro somos impelidos a darlo todo por él. Habiendo sido transformados por el Espíritu Santo podemos entender cuánto vale este tesoro. ¿Qué es lo más valioso para ti? Serías capaz de dejarlo todo por amor a Jesucristo. La respuesta no tienes que darla ahora sino cuando sea puesta a prueba tu fe. Entonces descubrirás si amas a Dios lo suficiente que nada te podrá separar del amor de Cristo.


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