Por: Pastor Carlos A.
Goyanes
“Pero este
género no sale sino con oración y ayuno.”
~Mateo 17:21
Cuando el
Señor y los discípulos llegaron a la multitud un hombre vino y se arrodilló
delante del Señor con una súplica seguida de una crítica (Mateo 17:14, 15).
Aquel hombre pedía al Señor que sanara a su hijo lunático porque los discípulos
no habían podido (Mateo 17:16). La verdad es que la gente primero viene a
nosotros porque suponen que podemos satisfacer sus demandas; pero luego se dan
cuenta de que debieron ir al Señor. No es que no debían venir a nosotros, sino
que el poder no está en nosotros, está en Dios que lo canaliza a través de
nosotros. La expresión del Señor de que este género sale sólo con oración y
ayuno apela a que las cosas espirituales sólo pueden ser resueltas con una
actitud espiritual (Juan 4:24).
La falta de
preparación espiritual está haciendo mella en la vida de muchos creyentes. Los
discípulos no escaparon a esto ya que no estaban preparados para enfrentarse a
la situación que se les presentaba en ese momento y por ende no pudieron sanar
a este muchacho lunático. El padre del muchacho con desdén reclamó a Jesús que
sus discípulos no habían podido. Ayunar y orar no obliga a Dios a cumplir con
nuestras peticiones; pero sí nos prepara espiritualmente para una respuesta de
poder a nuestras peticiones. Quizás pedimos para satisfacer el deseo de que la
gente sepa que tenemos poder para sanar, para hacer cambios; sin embargo, este
poder viene de Dios que abre o cierra los cielos para que no llueva y que sana
o no a quien Él desea. El hecho de que Jesús haya sanado este muchacho implica
que Dios quera sanarlo; pero los discípulos estaban faltos de esa relación
profunda con Dios como para que Él les respondiera. En otras palabras; Dios no
está dispuesto a responder oraciones que tratan de satisfacer nuestro ego lejos
de glorificar el nombre de Dios (Santiago 4:3).
Los creyentes
ayunan con la esperanza de que Dios conteste más rápido sus peticiones. Cuando
nos apartamos en oración y ayuno es para tener un recogimiento y reflexionar en
Dios, es p[ara prepararnos espiritualmente para una tarea. Jesús dijo que la
razón fundamental para que Dios responda es la fe y no el ayuno y la oración.
Una persona cerca de Dios es la que tiene fe; pero esta fe puede incrementarse
con el ejercicio de una vida consagrada a través del dominio propio para evitar
satisfacer los deseos de la carne. Esto nos hace más espirituales si se
practica con sinceridad y más efectivos en el servicio a Dios. Los grandes
hombres de Dios, los gigantes de la fe que conocemos, se destacaron por una
vida de oración. El ayuno y la oración ayudan a aumentar la fe en la autoridad
de Dios. Acercarse en oración a Dios aumenta las posibilidades que tengan más fe.
La fe es una elección, yo decido creer o no creer. Y puede ser mayor o menor en
nosotros de acuerdo a nuestra relación con Dios (Lucas 17:10; Mateo 17:20).
Estar en una actitud de ayuno u oración representa a una persona que se está
preparando espiritualmente y acercándose a Dios. Aunque en el libro de Ester no
se menciona a Dios, se menciona el ayuno del pueblo que estaba asociado con el
recogimiento de espíritu, la abstinencia de los apetitos carnales y sobre todo
la oración, por supuesto a Dios (Ester 4:15-16). Este género es sale sólo con
oración y ayuno, o sea, con una profunda relación con Dios, porque el poder
está en Él y no en nosotros.