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Saturday, July 19, 2014
Wednesday, July 16, 2014
¡Joven, Dios Quiere Usarte!
Por: Pastor Carlos Goyanes
Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. 1Timoteo 4:12
Estas palabras fueron escritas por el apóstol Pablo a un joven pastor llamado Timoteo en una época en que la experiencia y la sabiduría, según la creencia popular, estaban reservadas para las personas ancianas. Sin embargo, Pablo exhorta a Timoteo diciéndole que nadie le tuviera en poco ya que con su llamado Dios le daría lo que él necesitaba para su ministerio. La parte que Timoteo debía observar es su testimonio personal que lo movería a ser ejemplo de los creyentes en su conducta, amor, espíritu, fe y pureza.
La juventud nunca es un impedimento para servir a Dios, es un tesoro que Dios nos ha dado por un tiempo y tenemos que aprovecharlo (Eclesiastés 12:1). Ser ejemplo significa ser un modelo a seguir, un patrón, un tipo de Cristo. Hoy la juventud sigue modelos falsos y figuras vanas; pero el Señor le dice a la juventud cristiana que ellos sean los modelos a seguir para que nadie los tenga en poco. Dios aprecia todas las etapas de la vida y las usa para el engrandecimiento de su reino. La juventud es una etapa donde hay vigor, destreza y salud; Dios quiere que tú le entregues tu juventud a Él. Dios quiere usarte como usó a él joven Daniel que firmemente rechazó contaminarse con la comida del rey (Daniel 1:8) o a José que rechazó la oferta sexual de la esposa de Potifar (Génesis 39:7-9).
Dios quiere una juventud que se distinga como una influencia poderosa en este mundo a través de sus palabras, su conducta intachable, que refleja el amor de Dios con un espíritu de humildad y reverencia, con una fe poderosa y con una vida cargada de pureza para que nadie les tenga en poco. Servir al Señor en su iglesia y trabajando en la comunidad que la rodea de una manera íntegra es lo que les otorga el respeto. Jóvenes, ustedes son siervos de Dios y nadie los menospreciará si están trabajando bajo la orientación de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo.
Saturday, July 5, 2014
Wednesday, July 2, 2014
Revestíos de Humildad
Por: Pastor Carlos A. Goyanes
“Estando ellos
en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del
Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; mas al tercer día resucitará.” Mateo 17:22, 23
La humildad es
un requisito fundamental para la obediencia. Jesús nuevamente dijo a sus
discípulos que iba a ser entregado en manos de hombre, que moriría y al tercer
día iba a resucitar (Mateo 17:2,23). Desde que Dios hizo un plan para la
salvación del hombre y fue designado el papel que el Hijo de Dios asumiría, El
con gozo se comprometió (Hebreos 12:2). De líder celestial pasó a ser siervo
obediente.
I. Revertirse de humildad es dejar que Dios lidere
nuestras vidas.
Tenemos que pensar y mantener vivo en nuestras vidas
que Dios tiene un proyecto para nosotros. Al aceptar a Jesucristo como nuestro
Salvador y Señor hemos aceptado la responsabilidad del plan de Dios en
nosotros. Por eso es bueno que recordemos, como Jesús, nuestra misión para que
estemos preparados para el momento que Dios nos necesite. Tenemos que tomar el
proyecto de Dios en serio. No se trata de sentimientos que vuelan con el viento
sino de convicciones que nos aferran a la verdad y nos mueven a obrar. Los
judíos de la época de Jesús y quizás los de hoy también, ignoran los
sufrimientos del Mesías porque no han estudiado la Palabra de Dios para que
Dios les revele su voluntad, sino que viven de sus propias interpretaciones,
lejos de lo que Dios realmente quiere para ellos. Muchos creyentes ignoran que
la verdadera relación con Dios no está solo en leer la Biblia, orar y asistir a
los cultos como oyentes. La verdadera relación con Dios está en involucrarnos
en su voluntad, no ser solamente oidores, sino hacedores de la Palabra
(Santiago 1:22).
Cuando nos
entregamos a Jesucristo, y le aceptamos como nuestro Salvador y Señor, hemos
establecido un compromiso, un pacto recíproco y a la vez el Señor Jesucristo
nos reconcilia con Dios el Creador, de modo que tenemos que asirnos a Él, para
servir y hacer su voluntad con la asistencia del Espíritu Santo que ahora vive
en nosotros.
II. Paga lo que prometiste (Jonás 2:9)
Jonás
pronunció estas palabras cuando estaba en angustia. Estaba dentro de un pez
aprisionado por su desobediencia a Dios. Desde su calabozo, en las
profundidades del mar, clamó a Dios y Dios lo oyó. La obediencia es un dulce
sonido a los oídos de Dios. El Señor pagó nuestra deuda; pero nosotros nos
comprometimos con su obra. Él estaba exento de pagar porque Él era el dueño del
templo, sin embargo, pagó (Mateo 17:22-27). Cristo no estaba bajo ninguna obligación de
pagar. De la misma manera, no tenía que ser bautizado porque no tenía que ser
lavado de sus pecados ya que era el Cordero de Dios; sin embargo, lo hizo para
no ofender. No todos entendieron su misión, que era humillarse para salvarnos.
Ahora nos toca a nosotros humillarnos delante de Dios para ayudar a salvar a
otros. Nuestra rebelión limita la manifestación de la voluntad de Dios en
nosotros.