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Wednesday, May 8, 2013

Buscando a Dios Más Allá de los Moldes Religiosos


Por: Pastor Carlos A. Goyanes

Mateo 9:18-26

Detrás de cada milagro hay una enseñanza. Los milagros no eran solamente para sanar. Jesús mostraba su gloria a través de ellos y derramaba sobre los que estaban alrededor mucha sabiduría para sus vidas. En este pasaje se narran dos milagros y sus consecuencias. Un momento ordinario era convertido por el Señor en algo extraordinario. Él quería mostrarse a través de hechos, y no solo de palabras, para deshacer la incredulidad de los que estaban a su alrededor. Estos milagros no salvaban a la gente, pero sí les mostraban el poder de Dios para salvar.

Jesús era considerado un blasfemo para los religiosos de la época porque sanaba en sábado (Juan 5:10–18), perdonaba pecados (Mateo 9:1–3; Lucas 7:37–48),comía con publicanos y pecadores (Mateo 9:9–12); pero la mayor preocupación delos líderes religiosos era su estatus social y religioso. (Esta es una preocupación también hoy para algunos líderes religiosos.) Veían en las enseñanzas de Jesús una amenaza a todo su sistema religioso basado más en la ley que en la misericordia (Mateo 9:13). Aun así, a este hombre principal de la sinagoga solo le quedaba una esperanza para salvar a su hija. Era un hombre respetable, pero en su desesperación no dudó en acudir a Jesús. Vino al Señor en un momento de angustia y de gran dolor por la muerte de su hija — tal era su aflicción y desesperación que interrumpió la enseñanza del Señor (Mateo 9:18). Su cargo como principal de los judíos le impedía venir a Jesús pero no le importó su reputación, ni los comentarios que se hicieran de él. Lo que lo indujo a venir a Jesús fue un gran amor y una fe genuina.

Jairo tenía la fe de que si Jesús ponía su mano sobre su hija, esta viviría. El rompió los moldes religiosos que lo alejaban de Jesús y pidió misericordia. Muchas veces lo que llamamos religión nos aleja de Dios porque nos envuelve en un estilo de vida ritual que clasifica, como un médico, cada situación; pero sabemos que Dios está por encima de toda religión, todo pensamiento y toda actitud; y que El en su autoridad soberana actúa de tal manera que todo lo que creíamos de una forma es ahora de otra. Sus caminos y sus pensamientos son más altos que los nuestros (Isaías 55:8–9). Nuestra lógica está minada por el pecado y no vemos más allá de lo que ven nuestros ojos; pero Dios en su amor y en su esfuerzo por salvar a la humanidad, ha roto en Jesucristo todos los moldes religiosos preconcebidos por los hombres. Tenemos que renunciar a nuestra posición para darle lugar a Cristo. No significa dejar de lado las doctrinas de la Biblia, sino dejar de luchar por las cosas que nosalvan y que solo tienen que ver con argumentos humanos vacíos que no tienen apoyo bíblico.

La situación de Jairo era irreversible, su hija había muerto. Muchos hubieran estado pensando en cómo hacer su funeral, pero Jairo ante el dolor y las circunstancias se levantó y puso en acción su fe viendo posible lo que era imposible a los ojos humanos. Esta es la diferencia entre un hombre bueno y un hombre santo. El hombre bueno busca la fe desde su comodidad; pero el hombre santo es el que se ha liberado del temor y traspasa las barreras de la comodidad y el miedo, la inseguridad y la desconfianza para ir más allá, confiar absolutamente y vivir en las manos de Dios.

Dentro de este drama ocurrió otro milagro. Aquella pobre mujer, enferma desde hacía doce años, venía a Jesús en busca de una cura a su mal. Ella también rompió los moldes religiosos, ya que una mujer con flujo de sangre era impura. Debía estar aislada, pero estaba allí, en aquella multitud, después de doce años de encierro. En su desesperación rompió las normas establecidas y se acercó al Señor. Su fe fue tal que se ganó el reconocimiento público del Señor(Lucas 8:43–48).

Dios mira la fe de nuestro corazón y viendo en el secreto de nuestras almas nos recompensa en público (Mateo 6:6). Jesús nos purifica de nuestra inmundicia y nos hace aceptos al Padre (Efesios 1:3–6). Su sacrificio no fue en vano porque todos los que se acercan a Él con fe descubren que todavía hay esperanza a pesar de las circunstancias.

¿Vino Nuevo en Odres Viejos?


Por: Pastor Carlos A. Goyanes

Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otramanera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; peroechan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.  ~Mateo 9:17

El símil que Jesús hace se refiere a los métodos de fermentación del vino. Éste se hacía en unos sacos de cuero llamados odres en los cuales se vertía el vino y allí se añejaba. Este proceso hacía que los odres se envejecieran junto con el vino, y no sirvieran para ser usados una segunda vez, porque el proceso era largo y el cuero no resistía. Si se ponía en ellos vino nuevo, al pasar porel proceso de la fermentación se reventaba el odre y se derramaba el vinoechándose a perder también el vino.

Es evidente que Jesús estaba declarando que el nuevo mensaje que Él traíano se podía depositar en corazones que deseaban mantener las viejas tradiciones, aprisionados por las costumbres antiguas, porque no podríanresistir toda la carga de novedad que su Palabra traía y muy probablemente sedestruirían, echando a perder también el mensaje.

El formato ritualista de adoración no encajaría nunca con la vida cristianani su culto. Algunos pretenden hacerlo, pero al final fracasan. Es indiscutibleque el sistema de culto cambió de lo ritual a lo personal. También la manera enla que físicamente lo hacemos cambió. Ya no sacrificamos animales. Cristo es el Cordero de Dios que fue sacrificado una vez y para siempre (Hebreos 10:12; Juan 1:29).

I. El Problema de mantener la vida pasada junto con la vida en Cristo.
La vida nueva consiste en someter nuestro carácter a Dios. Todos poseemosla imagen del carácter divino porque fuimos hechos a imagen de Dios, solo quetenemos que hacerlo crecer en nosotros porque muchas veces está muy borroso.

Fíjate que la palabra hombre usada en la Biblia es Ish y mujer es Isha. Sussiglas son IH que son las mismas siglas de Jehová. Así que la palabra traducida como varón y varona en Génesis tiene que ver directamente con la palabra Jehová. No es de asombrarse, ya que Dios al hacernos quiso que nos pareciéramos a Él dándonos su imagen.

La vida mundana no es compatible con la vida en Cristo porque está cargada de pecados como el egoísmo, el egocentrismo e intereses no espirituales. Sin embargo, a veces los creyentes arrastran cosas de la vida vieja. Hay que despojarse del peso del pecado para correr en el maratón de Dios(Hebreos 12:1) y vivir la vida en Jesús (2 Corintios 5:17).

II. Una fe de apariencias.
El sistema de culto y fe Veterotestamentario fue sometido a interpretacioneshumanas que lejos de liberar al hombre lo ataban cada vez más colocándolecargas que retrasaban su crecimiento espiritual (Hechos 15:10). Una sarta de rituales que fueron necesarios ensu tiempo para mostrar simbólicamente al Mesías que vendría, con el objetivo deprovocar la obediencia interior y exterior, pero ellos lo tradujeron en un ritual de obediencia externa. Si el corazón no está incluido en la adoración, ésta está vacía y carece de significado.

Lo que Dios quiere es que nuestro interior sea cambiado a la imagen de Dios. Muchos tratan de mantener una imagen perfecta exteriormente hablando y esto no es malo, pero si nuestra imagen interior no es como la de Cristo, nada somos delante de Dios (1 Corintios 13). Es necesario que nuestro carácter sea cambiado al modelo del carácter de Cristo, esto es, el fruto del Espíritu (Gálatas5:22, 23). Recuerda que la imagen de Dios no es la apariencia física, sino la espiritual. Vivamos la vida cristiana desde el corazón y no de apariencias externas porque Dios quiere ver que lo de adentro sea lo que moldee lo de afuera (1 Samuel 16:7; Jeremías17:9, 10).

Misericordia Más Que Sacrificio


Por: Pastor Carlos A. Goyanes

Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido allamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento. ~Mateo 9:13

El sacrificio del Antiguo Testamento era un ritual que simbolizaba el sacrificio de Cristo en el Nuevo Testamento. Nuestra vida se pueden convertiren un ritual si no está cargada del fruto del Espíritu (Gálatas 5:22, 23). Nuestro testimonio, el sacrificio vivo (Romanos 12:1), puede ser un ritual. Lo que los judíos hacían en el templo era un ritual porque carecía de misericordia. La misericordia es el resultado de una vida consagrada a Dios que sorprende al mundo con una respuesta diferente a la que ellos esperan. La iglesia de Jesucristo debe sorprender al mundo con misericordia.

El sacrificio sin misericordia es hipocresía, porque el sacrificio es elsímbolo de la misericordia. Testimonio sin misericordia es hipocresía, porqueel verdadero testimonio es el de la misericordia. Hemos recibido lamisericordia de Dios y Él desea que seamos misericordiosos (Mateo 5:7). El sacrificio tiene su lugar en la Biblia, pero el sacrificio es inútil si no hay amor para el prójimo. La falta de amor es evidencia de una falta de arrepentimiento. En ese caso el sacrificio es absurdo (Isaías 1:10–17; Miqueas 6:8).

El sacrificio es una foto cuyo marco lo limita a un símbolo. La acción está en la misericordia que comenzó en Dios y es traspasada a los hombres através de las virtudes cristianas. Es la herencia del amor de Dios en la tierray la puerta para que el hombre conozca de Cristo.

Nuestros pies deben de estar bien afirmados sobre la tierra, pero nuestro corazón debe estar en el cielo. Solo podremos tener una vida llena de misericordia cuando después de haber experimentado la misericordia de Dios tengamos la gracia de ser misericordiosos con otros. La misericordia está representada en el sacrificio, pero el sacrificio sin misericordia es algo vacío porque carece de valor.

Jesús llama a los pecadores de todo el mundo al arrepentimiento y para ello usa de su misericordia. Nuestros pecados nos han separado de Dios, pero en Cristo recibimos el perdón y somos librados de las consecuencias eternas. Dios vivió, en la persona de Jesucristo, entre los enfermos del alma y vino a sanarlos. Es necesario estar conscientes de nuestra enfermedad espiritual para que el médico nos sane, de lo contrario no acudiremos a Él (Mateo 9:12; 11:28). La respuesta a todos los males del alma está en Jesucristo, quien tomó para sí todos nuestros dolores y enfermedades, llevándolos sobre sí y clavándolos juntamente con El en la cruz (Isaías 53:4–5).