…la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con
frecuencia.
~1 Samuel 3:1b
La palabra Selah significa
pausa para meditar o detenerse en silencio para pensar y aparece en la Biblia
74 veces (71 veces en los Salmos y 3 en Habacuc). Cuando titulamos este mensaje
“Bajo el Selah de Dios” no fue por casualidad, no fue por embellecer el
lenguaje o por mostrar sabiduría humana; sino porque estoy seguro de que el Selah de Dios tuvo y tiene un propósito.
Dios se detuvo a ver lo que había hecho en la creación y la expresión bíblica
es: vio Dios que era bueno (Génesis 1:31). Dios ha hecho silencio muchas veces
y este silencio ha quedado registrado en Las Escrituras. Guardó silencio cuando
Job padecía; guardó silencio en el tiempo de los jueces de Israel (1 Samuel
3:1); guardó silencio cuando Jesús estaba en la cruz (Mateo 27:46). Jesús, que
es Dios mismo, guardó silencio ante la mujer cananea (Mateo 15:23), y guardó
silencio como Cordero siendo llevado al matadero (Isaías 53:7).
Hay un propósito en el silencio de Dios y aunque nosotros roguemos
como el salmista—Oh Dios, no guardes silencio;
no calles, oh Dios, ni te estés quieto (Salmo 83:1)—Él callará en necesario
silencio para el bien de nuestras almas. Este silencio nos motiva a reflexionar
en Dios y en nuestra vida porque esperando la respuesta de Dios le buscamos con
más ahínco (Amós 8:11). Dios es tan sabio que sabe cuándo callar y cuándo
hablar; en cambio, a nosotros nos falta sabiduría para entender la mente
infinita de Dios (Salmo 74:9). Sólo nos resta esperar en El (Salmo 46:10).
La Palabra de Dios enseña que Dios calla de amor (Sofonías 3:17) y
también calla por la falta de personas que le busquen (Jueces 17:6; 21:25),
calla para probarnos, no porque Él no sepa cómo somos, sino para que nosotros
sepamos quiénes realmente somos, porque mientras todo va bien puede que
caigamos en la tentación de que somos supercreyentes y perfectos. Sin embargo,
el silencio más largo que ha tenido Dios en la historia de la humanidad fue el
período de 400 años entre los dos Testamentos, el Antiguo Testamento y el Nuevo
Testamento. Algunos dirían que después de los escritos del Nuevo Testamento
Dios hizo silencio porque ya son casi 2000 años y no tenemos profecía escrita
después de la los apóstoles y escritores neotestamentarios. El canon bíblico se
cerró con las profecías del Nuevo Testamento y sus libros; sin embargo, ahora
Dios habla más que en ninguna otra época de la historia a través de su iglesia,
o sea, millones de creyentes que son cartas vivientes de Dios con su testimonio
y predicación. Si Dios ha hecho silencio en estos tiempos es porque nosotros no
hablamos.
En esos 400 años de silencio en los que no se levantaron profetas al
estilo del Antiguo Testamento sí hubo Palabra de Dios a través del profeta
Daniel. El cumplimiento de estas profecías fue para ese período entre los dos
Testamentos. Pero Dios guardó silencio para que el mundo meditara en Su
Palabra. Los judíos no observaron Las Escrituras mientras el mundo se preparaba
para la venida del Mesías. La alfombra roja de Dios fue desenvuelta por un
séquito multitudinario de ángeles que mientras la rodaban desde el cielo
cantaban esperando tan grandiosa pasarela celestial que mostraría a la
humanidad el modelo de hombre perfecto: Jesucristo. Así el cristiano debía
posar ante Dios la imagen de este modelo sin pecado, sin tacha ni mancha en
este mundo (Efesios 5:27). Un mediador perfecto en busca de criaturas imperfectas (1
Timoteo 2:5).
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