Pages

Monday, February 24, 2014

La Perla Preciosa

Por: Pastor Carlos A. Goyanes

También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.  ~Mateo13: 45–46

Aunque en estos tiempos modernos las perlas han perdido valor, en los tiempos de Jesús eran costosas. La razón es que no eran tan comunes como hoy. Era necesario que personas especializadas la buscaran en las profundidades del mar y la trajeran a los mercaderes para ser vendidas. De ahí que una perla grande y bien formada costara grandes sumas de dinero. Un ejemplo histórico está en la perla de Cleopatra que supuestamente diluyó en vinagre para impresionar a Marco Antonio. Esta perla costaba en aquella época el equivalente a miles de dólares en la actualidad.

Jesús comparó el reino de los cielos con una perla preciosa que un mercader encontró. La perla preciosa es su reino, el Señor mismo y su evangelio. El mercader es el hombre que en su búsqueda espiritual halla a Dios en la persona de Jesucristo, y con ello, el consuelo y la satisfacción de su alma. Esta salvación es tan grande que cuando llegamos a comprender el plan de Dios y el sacrifico de Cristo, lo dejamos todo por Él. Hemos hallado al Mesías, al Redentor de nuestras almas, a la perla de gran precio; y todo ahora nos parece insignificante ante la majestad de tal hallazgo. Pero esa perla preciosa se formó con el sufrimiento de la ostra. Un grano de arena entró en ella y ha sido muy doloroso para ella soportarlo. Le irrita su cuerpo blando y sensible, y hace que ella segregue una sustancia llamada nácar que va envolviendo el grano de arena durante mucho tiempo hasta que se forma una perla.

El sacrificio de Cristo fue bajo el dolor del Padre que, entregándole, lo vio morir ante sus ojos por ti. No solo las ostras sufren, no solo tú sufres, Dios sufrió mucho más para que tú fueras salvo. Él entregó a su Hijo que murió en la cruz. Su perla, el reino de Dios, fue formada bajo la ignominia y el dolor (Hebreos 12:2; Filipenses 2:5–8), para que nuestras almas cansadas y nuestro linaje caído fueran levantados desde la cruz (Juan 3:14–16). No todas las perlas son iguales ni tienen el mismo valor; pero esta sobrepasa a todas las otras. Si la encuentras, nada será suficiente desde ese momento. Lo mejor que puede pasarte es encontrar a Jesucristo, la Perla de gran precio.

El Perfecto Amor

Por: Pastor Carlos A. Goyanes

En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. 1 Juan 4:18

Ninguna cosa hecha o tocada por el hombre ha escapado a la imperfección porque los seres humanos somos imperfectos. Sin embargo, la Palabra de Dios habla de una posesión valiosa que es perfecta; esto es, el amor. No es que haya algo perfecto en nosotros, sino que lo que hemos recibido es perfecto; aunque no lo podemos desarrollar cabalmente en nosotros. A lo que me refiero es al perfecto amor de Dios. A medida que nos acercamos a ese amor nuestras vidas comienzan a cambiar porque ese amor es capaz de echar fuera nuestros temores.

1. El perfecto amor de Dios nos hace permanecer en Él (1 Juan 4:16) — Cuando permanecemos en el amor de Dios entonces permanecemos en Él. Dios ha hecho un pacto con su pueblo y Él lo cumplirá. La palabra “jesed” del hebreo se refiere al amor que corresponde a un pacto que Dios ha hecho con nosotros y que va a cumplir a pesar de la rebelión de los seres humanos. Dios cumple sus promesas con fidelidad y de esta manera nos muestra su amor (Romanos 5:8).

2. El perfecto amor de Dios nos da confianza (1 Juan 4:17) — A medida que el amor de Dios se va arraigando en nosotros nos da confianza porque agranda nuestra fe. Poco a poco vamos tomando la imagen de Cristo, que no es la figura física sino la espiritual, comenzando en nosotros a manifestarse la mente de Cristo (1 Corintios 2:16) y los frutos del Espíritu Santo (Gálatas 5:22–23). Entonces podemos confiar en el Señor porque ahora se nos ha revelado la verdad que libera y la fe que tiene la certeza de lo que no se ve (Hebreos 11:1). De esta manera se manifiesta la imagen de Cristo en nosotros.

3. El perfecto amor de Dios nos libra del temor (1 Juan 4:18) — Si amamos a Dios no tenemos que tenerle miedo porque estamos haciendo su voluntad. La palabra fe en la Biblia siempre está ligada a la obediencia, y los que obedecen a Dios no tienen por qué temerle al juicio, sino que deben estar felices por la recompensa que esperan del Señor. El hombre moderno vive con miedo porque no conoce a Dios, no conoce a dónde va y no sabe acerca de su futuro. La gente teme a la muerte, a la vida, a las noticias, a todo lo que les rodea; pero los que han conocido a Cristo y viven en su amor nada temen porque tienen un poderoso Salvador.

4. El perfecto amor de Dios nos exhorta a amarnos unos a otros (1 Juan 4:7, 20–21) — La palabra de Dios dice que “el que no ama no ha conocido a Dios porque Dios es amor” (v.8). El supremo amor del hombre tiene que ser Dios (Marcos 12:28–30) y puede perfeccionarse en nosotros si incluimos en ese amor a nuestros hermanos (1 Tesalonicenses 4:9) y a nuestro prójimo (Marcos 12:31) que es toda la humanidad. El amor de Dios puede parecer un poco descabellado porque afirma que debemos amar a nuestro enemigos (Mateo 5:44); pero Él nos amó a nosotros y dio su vida en nuestro recate cuando aún éramos nosotros mismos sus enemigos (1 Juan 4:9; Colosenses 1:21).

No olvidemos que nosotros le amamos a Él porque Él nos amó primero (v.19). Cuando el necesitado se acerca a Dios, de seguro hallará en Él su amor que perdona y salva. Nace en su corazón un sentimiento de gratitud y de amor que no puede ocultar. La esperanza brilla en sus ojos y en su rostro cual espejo divino que refleja la imagen de Cristo que no puede ser escondida. ¡Ha conocido a Dios! No hacen falta palabras porque su vida lo dice todo. Se esforzó en amar a Dios y lo encontró en el abrazo eterno del Padre que le otorgó una vida sin fin. Esta puede ser la experiencia de todos los que reciben a Cristo (Juan 1:12).

Monday, February 10, 2014

El Tesoro Escondido

Por: Pastor Carlos A. Goyanes

Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.  (Mateo 13:44)

Un tesoro escondido es algo que intencionalmente fue puesto en un lugar con el fin de que solo el dueño lo halle. Jesús escondió el tesoro de Dios para que los coherederos de su gracia encuentren la riqueza liberadora del evangelio y sean recompensados al ser partícipes del reino de los cielos.

Esta parábola del tesoro escondido tiene tres aspectos interesantes:

1. Una persona que descubre un tesoro inmensamente valioso.
En tiempos de Jesús muchas personas escondían sus tesoros enterrándolos porque no había bancos como los de hoy. Solo el dueño del tesoro sabía dónde estaba, por eso al morir el dueño quedaba el tesoro en donde había sido puesto hasta que alguien lo encontrara. Jesús murió en la cruz dejando el tesoro del evangelio escondido para que el hombre que busque a Dios lo encuentre (Colosenses 2:2b, 3).

2. El gozo de haber encontrado tal tesoro
El tesoro de Dios, Jesucristo, es encontrado por los que se ocupan en hallar al Señor. Este tesoro no es para los que despreocupadamente viven una vida de ocio espiritual y no se inquietan por lo eterno. Sin embargo, aquellos que encuentran a Jesucristo se llenan de gozo y satisfacción al darse cuenta que su felicidad no depende de las cosas que esta vida ofrece (Lucas 12:15; Romanos 14:17). Realmente somos pobres delante de Dios. Lo que podamos poseer en esta vida es muy pequeño comparado con lo que Dios nos está ofreciendo en la vida venidera. Cuando la luz de Dios se filtra en nuestras vidas a través del evangelio de Jesucristo comenzamos a ver con claridad lo que antes estaba oculto. Entonces llevar la cruz se convierte en un yugo fácil y en una carga ligera; aunque para los demás la cruz sea demasiado grande para llevar.

3. Dar todo para conseguir ese tesoro
La fe puede aparecer como el tesoro que no estamos buscando; pero que encontramos en nuestra búsqueda de algo que llene nuestras almas (Hebreos 11:24–26). Ese tesoro no cuesta, es gratuito, y Dios lo escondió para que lo encontráramos. Una vez hallado este tesoro somos impelidos a darlo todo por él. Habiendo sido transformados por el Espíritu Santo podemos entender cuánto vale este tesoro. ¿Qué es lo más valioso para ti? Serías capaz de dejarlo todo por amor a Jesucristo. La respuesta no tienes que darla ahora sino cuando sea puesta a prueba tu fe. Entonces descubrirás si amas a Dios lo suficiente que nada te podrá separar del amor de Cristo.


Tuesday, February 4, 2014

Leudando Toda la Masa

Por: Pastor Carlos A. Goyanes
Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado.  ~Mateo 13:33 
Para describir la grandeza del reino de los cielos Jesús usó muchas parábolas que de alguna manera distinguían en gran medida diferentes aspectos del reino. La parábola de la levadura muestra el aspecto intrínseco del reino al destacar que el reino de los cielos crece desde adentro. Un reino que está operando dentro de otro reino (el reino de Dios dentro del reino del mal). Aun así, prevalece el reino de Dios y su justicia por encima de todo porque Él es el verdadero Rey.
Podemos desmenuzar esta parábola para dar una enseñanza. En ella se habla del reino de los cielos, de la levadura, de la mujer, tres medidas, de la harina, de leudar toda la masa. Cuando no había tiempo o cuando tenía un uso religioso específico, el pan se hacía sin levadura; pero para consumo regularmente se le ponía una pequeña cantidad de levadura que era suficiente para leudar (fermentar), con algún tiempo de espera, toda la masa.
La expresión ‘reino de los cielos’ representa a un Rey y a sus súbditos. Este reino es de Dios y lo integran todos aquellos que le aman y obedecen. La levadura representa el crecimiento de ese reino y está integrada por todo lo que es de Dios que influye en el crecimiento del reino tales como Dios mismo, el evangelio, los creyentes, la iglesia y todo el esfuerzo que se hace para que este reino crezca. La levadura representa todo lo que es Dios que poco a poco va ganando terreno espiritual. Cuando la levadura termina su proceso, la masa es metida en el fuego. Los creyentes amparados en el Señor están leudando la masa que algún día será probada con fuego.
También es mencionado en este versículo la mujer que representa la iglesia con su función salvadora de esconder la levadura del evangelio en la masa, o sea, en el mundo. Es la Iglesia la agencia de Dios en este mundo para alcanzar a los perdidos. A ella le toca la labor de poner la levadura a la masa. Es la iglesia la que tiene que ensanchar el sitio de su cabaña (Isaías 54:2), de extender el reino a través de la predicación del evangelio usando las estrategias necesarias para hacerlo. Las tres medidas representan a Dios, a la santidad de Dios — es el número que representa la Santa Trinidad (Isaías 6:3; Mateo 28:19). El evangelio ha de predicarse de una manera pura y la iglesia ha de permanecer sin mancha (Efesios 5:27). La harina de la parábola representa al mundo en el cual vivimos, a las personas entre las cuales nos movemos que no conocen a Dios; pero ellas poco a poco van a ser leudadas por la iglesia con la Palabra de Dios y el testimonio vivo del evangelio de Jesucristo, hasta que, como dijo el Señor “se leude toda la masa.” Todo el mundo tendrá algún día conocimiento de Dios; pero no todos creerán en El. Esto nos causa tristeza, pero el Señor nos envía a todas las naciones para predicar el evangelio de su Reino (Hechos 1:8; Mateo 28:18–20).