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Wednesday, December 10, 2014

La Esperanza De Israel En La Profecía De Isaías

Por: Pastor Carlos Goyanes

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”
Isaías 9:6

I.    Isaías habló de Lo Que Cristo Haría Cuando Viniera
a.   Cambiaría sus armas en instrumentos de paz. La paz inundaría al mundo y las espadas serían convertidas en arados (Isaías 2:4). Aunque esta profecía todavía no se ha cumplido, sabemos que espiritualmente ocurre en los corazones de los creyentes, porque los que esperan en El cambian sus armas en instrumentos de paz, y ahora su lucha es espiritual y no física (Efesios 6:12). Hay una ley en los Estados unidos que se llama proyecto Isaías. Esta ley fue promovida por un judío basada en Isaías 2:4 y consiste en que el gobierno funde las armas que han sido usadas en crímenes, las convierte en acero y utilizan el metal de las armas fundidas en la construcción de escuelas, hospitales, edificios, autos, etc.
b.  Dios estaría con nosotros (Isaías 7:14, Mateo 1:23).  Dios se acercó tanto al mundo que se convirtió en uno de nosotros para vivir nuestra vida. El Verbo fue hecho carne para acercarse a la humanidad (Juan 1:14; 1 Timoteo 2:5). Dios viene en persona a salvarnos – No envió un ángel poderoso, vino El en persona después de haber enviado a muchos a nosotros (Hebreos 1:1).
c.  Brotaría un renuevo del tronco de David. Sus promesas son fieles a David y a su linaje del cual nace la luz grandiosa que alumbra el corazón de los que andaban en tinieblas (Isaías 11:1; 9:1, 2).
d.  Habría consuelo para su pueblo (Isaías 9:1,2). Los que no tenían esperanza ahora son iluminados para andar en caminos que no soñaron nunca. Sendas de paz, de amor y misericordia en Su nombre son abiertas para aquellos que creen en El y nada podría moverlos jamás ni hacerlos volver atrás porque confían en el Todopoderoso.
e.  Buenas noticias a los que sufren – Las noticias a diario son malas; pero la buena noticia de Dios cambia nuestras vidas deprimidas por el pecado a un gozo que ni la muerte puede quitar (Isaías 9:6, 7; Lucas 2:8-14). Dios abrió los cielos para que lloviera bendición y en su tiempo llovió un diluvio que inundó nuestras almas y provocó un río que salta para vida eterna (Juan 7:38).
El libro de Isaías es considerado el evangelio del Antiguo Testamento porque contiene muchas profecías y alusiones acerca del Mesías de Israel. Lo cierto es que la esperanza de este Mesías no era solo para Israel, sino para todo el mundo.

II.                Isaías Habló de navidad (Isaías 7: 14; 9:6)
a.  Un niño nos es nacido – Todas las etapas de un ser humano pasaron sobre Jesús y en la esperanza de un niño que cambiaría al mundo Dios depositó todo lo que necesitábamos.
b.  Miren al Siervo elegido de Dios – Cristo se dio por nosotros con una pasión que nadie puede entender aunque se lo proponga. No fue justo que Dios nos amara de esa manera; pero nos amó y nos ama de tal manera que dio a su Hijo por nosotros.
c.  Los confines de la tierra verán la victoria de Dios – No importa el esfuerzo que los hijos de desobediencia hagan para negar la gloria de Dios ni cuantos velos de maldad traten de usar para cubrir la luz redentora de Cristo; ellos no podrán impedir que los ciegos vean, los cojos anden y los muertos resuciten. Dios ha vencido y nosotros los que creemos en El proclamamos su victoria. Aunque el mundo trate de silenciar el mensaje de Dios segando la vida de misioneros y siervos de Dios, decretando leyes que impidan que la palabra de Dios sea predicada con libertad Él ya tiene la victoria en sus manos y nos la ha entregado a través de nuestra fe (1 Juan 5:4).
d.  Los sedientos tendrán agua (Isaías 55:1) y será tan abundante que la podrán compartir.
e.  La gloria del Señor ha amanecido sobre nosotros (Isaías 60:1). Como sale el sol en la mañana así es el Señor para con nosotros. La densa obscuridad fue disipada y ahora vemos la luz. Nuestros ojos cansados de la negrura fueron abiertos al resplandor de su gloria.

A Israel fue dada la promesa del Salvador para que ellos la repartieran al mundo, la antorcha debía usarse para iluminar a todas las naciones; pero al ellos negarse a hacerlo Dios la entregó por un tiempo a la iglesia hasta que El venga. Es nuestra responsabilidad alumbrar al mundo con la luz de Cristo. Las cortinas del cielo se abrieron y dejaron pasar la luz de Dios para la redención del hombre. Alumbra a todos con esa chispa de luz que Dios ha puesto en tu corazón. 

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