Por: Pastor Carlos Goyanes
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y
el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero,
Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”
Isaías 9:6
I. Isaías
habló de Lo Que Cristo Haría Cuando Viniera
a. Cambiaría sus armas en instrumentos de paz.
La paz inundaría al mundo y las espadas serían convertidas en arados (Isaías
2:4). Aunque esta profecía todavía no se ha cumplido, sabemos que
espiritualmente ocurre en los corazones de los creyentes, porque los que
esperan en El cambian sus armas en instrumentos de paz, y ahora su lucha es
espiritual y no física (Efesios 6:12). Hay una ley en los Estados unidos que se
llama proyecto Isaías. Esta ley fue promovida por un judío basada en Isaías 2:4
y consiste en que el gobierno funde las armas que han sido usadas en crímenes,
las convierte en acero y utilizan el metal de las armas fundidas en la
construcción de escuelas, hospitales, edificios, autos, etc.
b. Dios estaría con nosotros (Isaías 7:14, Mateo 1:23). Dios se acercó tanto al mundo que se
convirtió en uno de nosotros para vivir nuestra vida. El Verbo fue hecho carne
para acercarse a la humanidad (Juan 1:14; 1 Timoteo 2:5). Dios viene en persona
a salvarnos – No envió un ángel poderoso, vino El en persona después de haber
enviado a muchos a nosotros (Hebreos 1:1).
c. Brotaría un renuevo del tronco de David. Sus
promesas son fieles a David y a su linaje del cual nace la luz grandiosa que
alumbra el corazón de los que andaban en tinieblas (Isaías 11:1; 9:1, 2).
d. Habría consuelo para su pueblo (Isaías 9:1,2). Los que no tenían esperanza
ahora son iluminados para andar en caminos que no soñaron nunca. Sendas de paz,
de amor y misericordia en Su nombre son abiertas para aquellos que creen en El
y nada podría moverlos jamás ni hacerlos volver atrás porque confían en el
Todopoderoso.
e. Buenas noticias a los que sufren – Las noticias a diario son malas; pero la
buena noticia de Dios cambia nuestras vidas deprimidas por el pecado a un gozo
que ni la muerte puede quitar (Isaías 9:6, 7; Lucas 2:8-14). Dios abrió los
cielos para que lloviera bendición y en su tiempo llovió un diluvio que inundó
nuestras almas y provocó un río que salta para vida eterna (Juan 7:38).
El libro de Isaías es considerado el evangelio del
Antiguo Testamento porque contiene muchas profecías y alusiones acerca del
Mesías de Israel. Lo cierto es que la esperanza de este Mesías no era solo para
Israel, sino para todo el mundo.
II.
Isaías Habló de navidad (Isaías 7: 14; 9:6)
a. Un niño nos es nacido – Todas las etapas de un ser
humano pasaron sobre Jesús y en la esperanza de un niño que cambiaría al mundo
Dios depositó todo lo que necesitábamos.
b. Miren al Siervo elegido de Dios – Cristo se dio por
nosotros con una pasión que nadie puede entender aunque se lo proponga. No fue
justo que Dios nos amara de esa manera; pero nos amó y nos ama de tal manera
que dio a su Hijo por nosotros.
c. Los confines de la tierra verán la victoria de Dios
– No importa el esfuerzo que los hijos de desobediencia hagan para negar la
gloria de Dios ni cuantos velos de maldad traten de usar para cubrir la luz
redentora de Cristo; ellos no podrán impedir que los ciegos vean, los cojos
anden y los muertos resuciten. Dios ha vencido y nosotros los que creemos en El
proclamamos su victoria. Aunque el mundo trate de silenciar el mensaje de Dios
segando la vida de misioneros y siervos de Dios, decretando leyes que impidan
que la palabra de Dios sea predicada con libertad Él ya tiene la victoria en
sus manos y nos la ha entregado a través de nuestra fe (1 Juan 5:4).
d. Los sedientos tendrán agua (Isaías 55:1) y
será tan abundante que la podrán compartir.
e. La gloria del
Señor ha amanecido sobre nosotros (Isaías 60:1). Como sale el sol en la mañana
así es el Señor para con nosotros. La densa obscuridad fue disipada y ahora
vemos la luz. Nuestros ojos cansados de la negrura fueron abiertos al
resplandor de su gloria.
A
Israel fue dada la promesa del Salvador para que ellos la repartieran al mundo,
la antorcha debía usarse para iluminar a todas las naciones; pero al ellos
negarse a hacerlo Dios la entregó por un tiempo a la iglesia hasta que El
venga. Es nuestra responsabilidad alumbrar al mundo con la luz de Cristo. Las
cortinas del cielo se abrieron y dejaron pasar la luz de Dios para la redención
del hombre. Alumbra a todos con esa chispa de luz que Dios ha puesto en tu
corazón.
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