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Monday, December 15, 2014

Casa de Pan

Por: Pastor Carlos A. Goyanes

Sucedió que cuando los ángeles su fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado.  ~Lucas 2:15

Aunque los historiadores y religiosos le han restado importancia a Belén de Judea, la Biblia la ha ensalzado con las profecías sobre ella (Miqueas 5:2; Mateo 2:6). Dos grandes hombres nacieron en Belén, el Rey David y Jesús el Hijo de Dios. No es coincidencia que esta ciudad que llevaba en el pasado el nombre pagano Bit llu Lajama, que significa Casa de la diosa Lajama (alusión encontrada en las cartas de el-Amarna del faraón egipcio Amenhotep IV, también llamado Ajenatón (1350–1330 A.C.), fue cambiado su antiguo topónimo a Betlejem, que significa Casa de Pan ya que los valles de Belén eran fértiles en cereales.

Esta pequeña aldea fue históricamente subestimada y denigrada porque en el siglo XI A.C. vivían allí campesinos y pastores de ovejas. No obstante, este pequeño pueblo siempre fue importante ya que al estar a solo 7 km de Jerusalén se convirtió en una avanzada militar a fin de impedir que el enemigo llegara a la ciudad de Jerusalén, de manera que, allí debieron estar hombres valerosos. Su gloria comenzó a brillar con la visita del gran profeta Samuel que hizo sacrificios allí para engañar al rey Saúl y poder ungir a David, el rey más célebre de Israel (1 Samuel 16:1–13). Siglos después se abrieron las puertas del cielo y nació un niño en la dignidad de una madre devota que dio Ius primae noctis (el derecho de la primera noche) al Señor. El Espíritu Santo vino sobre ella y engendró a Cristo (Mateo 1:18–20; Lucas 1:29–35). Lo que hace grande a Belén es lo que nos ha hecho grandes a nosotros también, y es, el nacimiento de Jesucristo. Nuestra gloria no es nuestra, sino de Él, porque Él ha nacido en nuestros corazones, así que si alguno se gloría, gloríese en el Señor (2 Corintios 10:17). Belén significa Casa de Pan porque allí nació el Pan de Vida que descendió del cielo (Juan 6:47–51). Ningún otro lugar es más recordado que Belén Efrata porque allí se materializó el plan de Dios para la salvación del hombre. La máxima gloria de Belén fue la que trajo uno de sus hijos, Jesús.


Belén Efrata…¿quién se atreverá ahora a llamarte pequeña?, porque de ti salió el guiador de la humanidad (Miqueas 5:2) ¿Quién osará levantar su voz para disminuir tu encanto y gloria? No es justo que hagamos silencio acerca de lo que pasó en Belén. El Señor, que siendo rico se hizo pobre por nosotros, y siendo el Señor de todo nació como niño para entregarse a la humanidad. Sus palabras fueron: Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos (Mateo 5:3) y…Si no fuereis como niños no entrareis en el reino de los cielos (Mateo 18:3). Tenemos que nacer de nuevo y ser niños en Cristo. Este es el modelo de Dios para la humanidad, el modelo de un niño (Isaías 9:6). Así que, como los pastores, pasemos a Belén para ver lo que ha acontecido y que es lo que el Señor quiere manifestarnos (Lucas 2:15). Busquemos de Cristo el Pan de Vida que descendió del cielo y saciemos nuestras almas.

Wednesday, December 10, 2014

La Esperanza De Israel En La Profecía De Isaías

Por: Pastor Carlos Goyanes

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”
Isaías 9:6

I.    Isaías habló de Lo Que Cristo Haría Cuando Viniera
a.   Cambiaría sus armas en instrumentos de paz. La paz inundaría al mundo y las espadas serían convertidas en arados (Isaías 2:4). Aunque esta profecía todavía no se ha cumplido, sabemos que espiritualmente ocurre en los corazones de los creyentes, porque los que esperan en El cambian sus armas en instrumentos de paz, y ahora su lucha es espiritual y no física (Efesios 6:12). Hay una ley en los Estados unidos que se llama proyecto Isaías. Esta ley fue promovida por un judío basada en Isaías 2:4 y consiste en que el gobierno funde las armas que han sido usadas en crímenes, las convierte en acero y utilizan el metal de las armas fundidas en la construcción de escuelas, hospitales, edificios, autos, etc.
b.  Dios estaría con nosotros (Isaías 7:14, Mateo 1:23).  Dios se acercó tanto al mundo que se convirtió en uno de nosotros para vivir nuestra vida. El Verbo fue hecho carne para acercarse a la humanidad (Juan 1:14; 1 Timoteo 2:5). Dios viene en persona a salvarnos – No envió un ángel poderoso, vino El en persona después de haber enviado a muchos a nosotros (Hebreos 1:1).
c.  Brotaría un renuevo del tronco de David. Sus promesas son fieles a David y a su linaje del cual nace la luz grandiosa que alumbra el corazón de los que andaban en tinieblas (Isaías 11:1; 9:1, 2).
d.  Habría consuelo para su pueblo (Isaías 9:1,2). Los que no tenían esperanza ahora son iluminados para andar en caminos que no soñaron nunca. Sendas de paz, de amor y misericordia en Su nombre son abiertas para aquellos que creen en El y nada podría moverlos jamás ni hacerlos volver atrás porque confían en el Todopoderoso.
e.  Buenas noticias a los que sufren – Las noticias a diario son malas; pero la buena noticia de Dios cambia nuestras vidas deprimidas por el pecado a un gozo que ni la muerte puede quitar (Isaías 9:6, 7; Lucas 2:8-14). Dios abrió los cielos para que lloviera bendición y en su tiempo llovió un diluvio que inundó nuestras almas y provocó un río que salta para vida eterna (Juan 7:38).
El libro de Isaías es considerado el evangelio del Antiguo Testamento porque contiene muchas profecías y alusiones acerca del Mesías de Israel. Lo cierto es que la esperanza de este Mesías no era solo para Israel, sino para todo el mundo.

II.                Isaías Habló de navidad (Isaías 7: 14; 9:6)
a.  Un niño nos es nacido – Todas las etapas de un ser humano pasaron sobre Jesús y en la esperanza de un niño que cambiaría al mundo Dios depositó todo lo que necesitábamos.
b.  Miren al Siervo elegido de Dios – Cristo se dio por nosotros con una pasión que nadie puede entender aunque se lo proponga. No fue justo que Dios nos amara de esa manera; pero nos amó y nos ama de tal manera que dio a su Hijo por nosotros.
c.  Los confines de la tierra verán la victoria de Dios – No importa el esfuerzo que los hijos de desobediencia hagan para negar la gloria de Dios ni cuantos velos de maldad traten de usar para cubrir la luz redentora de Cristo; ellos no podrán impedir que los ciegos vean, los cojos anden y los muertos resuciten. Dios ha vencido y nosotros los que creemos en El proclamamos su victoria. Aunque el mundo trate de silenciar el mensaje de Dios segando la vida de misioneros y siervos de Dios, decretando leyes que impidan que la palabra de Dios sea predicada con libertad Él ya tiene la victoria en sus manos y nos la ha entregado a través de nuestra fe (1 Juan 5:4).
d.  Los sedientos tendrán agua (Isaías 55:1) y será tan abundante que la podrán compartir.
e.  La gloria del Señor ha amanecido sobre nosotros (Isaías 60:1). Como sale el sol en la mañana así es el Señor para con nosotros. La densa obscuridad fue disipada y ahora vemos la luz. Nuestros ojos cansados de la negrura fueron abiertos al resplandor de su gloria.

A Israel fue dada la promesa del Salvador para que ellos la repartieran al mundo, la antorcha debía usarse para iluminar a todas las naciones; pero al ellos negarse a hacerlo Dios la entregó por un tiempo a la iglesia hasta que El venga. Es nuestra responsabilidad alumbrar al mundo con la luz de Cristo. Las cortinas del cielo se abrieron y dejaron pasar la luz de Dios para la redención del hombre. Alumbra a todos con esa chispa de luz que Dios ha puesto en tu corazón. 

¿Qué Ves En Jesús?

Por: Pastor Carlos A. Goyanes

Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste? Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.   ~Mateo 21:10–11
Jesús habiendo entrado en Jerusalén se encontró con una gran multitud que lo aclamaba como profeta. Podemos tener tres visiones acerca de Jesús. Puedes verlo como un hombre, puedes verlo como un profeta o puedes verlo como el Hijo de Dios.
I.    Puedes Ver A Un Hombre
La visión materialista y de incredulidad hace que el hombre vea en Jesús a un hombre y nada más. A pesar de reconocer sus valores intrínsecos y su adelantado conocimiento con respecto a los de su época, para ellos Jesús no es más que un hombre progresista que superó por mucho a las filosofías, pensamientos e ideologías de su tiempo. Esa visión humanista de Jesús no es mala, pero veta en la mente de muchos la posibilidad de que el Señor sea más que un carpintero. Ciertamente Jesús fue hombre. La Palabra de Dios dice que el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y en medio de su humanidad vimos su gloria, como la del único Hijo de Dios (Juan 1:14).
II.  Puedes Ver Un Profeta
La visión religiosa y temporal no permite que muchos vean la luz de Dios, rebaja a Jesús a solo un profeta (Mateo 21:10–11), alguien que viene en nombre de otro, pero sin autoridad propia. Esta es la visión de la mayoría de la gente en este mundo, incluyendo algunos “cristianos”. Ellos veían a un profeta que venía en nombre de Dios a librarlos de sus problemas temporales. Los creyentes supersticiosos ven en Jesús un amuleto de la suerte para esta vida, sin embargo, hay mucho más en El….
III. Puedes Ver Al Hijo De Dios
Esta es la visión de la iglesia que ve en Jesús a alguien que es más que un profeta (Juan 10:30–36). Todos en su época conocieron a Jesús; pero más que un hombre, un profeta o un líder libertador era el Hijo de Dios. En el año 325 en Nicea (Iznik), una ciudad del Asia Menor, actualmente Turquía, se celebró lo que conocemos hoy como el Primer Concilio de Nicea (20 de mayo al 25 julio del 325 D.C.). Allí se discutió la divinidad y la humanidad de Cristo. El presbítero Arrio y el obispo Eusebio de Nicomedia plantearon que Cristo había sido creado por Dios y que por lo tanto no era Dios; sin embargo, Alejandro, obispo de Alejandría, y Atanasio, su sucesor, defendieron la tesis de que Cristo tenía dos naturalezas, la humana y la divina; era perfectamente hombre y perfectamente Dios. Las evidencias bíblicas demostraron que Jesús se hizo hombre y que fue perfectamente hombre (1 Timoteo 2:5); pero también perfectamente Dios (Juan 1:1). Cristo revela no solo lo que es Dios, sino también lo que es el hombre. La imagen perfecta del hombre nos es revelada en Jesús encarnado y nos muestra el estado prístino del hombre sin pecado, aquel que Dios creó en el principio en contraste con nuestra naturaleza actual y caída. Dios se hizo hombre pero no dejó de ser Dios por ello. Por encima de los concilios y las opiniones de los hombres es claro y legítimo el testimonio de Jesucristo de que Él es Dios (Mateo 16:14–20; Juan 4:25–26, Juan 14:6; Hebreos 1:8).
¿Acaso Jesús fue solo un gran hombre de la historia de la humanidad? Eso es un hecho; pero fue más que eso porque dominó la naturaleza cuando calmó la tempestad, caminó sobre las aguas, perdonó pecados, sanó enfermos, levantó a personas de la muerte y Él mismo resucitó. Él es único porque es el único Dios, el único mediador, y el único Salvador. Solo Dios puede hacer estas cosas.


¡Quiero Que Abras Mis Ojos!

Por: Pastor Carlos Goyanes

Y deteniéndose Jesús, los llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.   ~Mateo 20:32–33
Cristóbal Colón no descubrió a América. Ya había aquí descendientes de los polinesios en América del Sur y los vikingos habían llegado en la persona del Noruego Erick el Rojo al Norte de Canadá mucho tiempo antes. Ahora para nadie es nuevo ningún lugar en el mundo porque podemos viajar, ver a través de la televisión o bus-car en internet cualquier lugar en esta tierra. Sin embargo, todavía hay algo por descubrir.
Tú puedes hacer el descubrimiento más grande de tu historia, y para cada persona será el descubrimiento más grande que pudiera hacer: es descubrir la Gracia de Dios. Esta gracia la encontramos cuando comenzamos a vestirnos de Cristo, cuando cambiamos nuestro elegante sombrero de conocimientos humanos por el yelmo de la salvación, nuestro fuerte traje de convicciones por el poderoso escudo de la fe, nuestra arma de defensa de argumentos vacíos por la Espada del Espíritu que es la Palabra de Dios y nuestro orgullo, que es el cinto que sustenta todas nuestras creencias, por el cinturón de la verdad que es Jesucristo (Efesios 6:10–17). Todo nuestro ropaje se desgarra con el tiempo, envejece con nosotros a medida que cambian las teorías y convicciones humanas, ya sea por la ciencia o por nuestras propias experiencias; pero cuando nos revestimos de Cristo, cada día nos renovamos más y más. ¿Qué pueden hacer nuestros ojos si están ciegos?
1.   Tenemos que darnos cuenta que estamos ciegos (Mateo 20:29–30).
En nuestra juventud gozamos generalmente de buena salud, nuestra vista es fuerte y parece que esto no va a cambiar nunca; pero cuando los años nos alcanzan nuestra visión se va desgastando y necesitamos lentes. De igual manera, a nuestro juicio, nos parece que lo hemos visto todo, pero necesitamos que Dios abra nuestros ojos a través de la presencia de Cristo (Salmo 119:18). ¡Cuántas cosas vedadas a nuestros ojos carnales son reveladas a nosotros después de haber conocido a Cristo! Ahora gozamos de una visión más amplia porque vemos espiritualmente.
2.   Tenemos que desear que el Señor nos abra los ojos para así disfrutar de su gracia (Mateo 20: 32–33).
Estos ciegos deseaban ver y lo lograron porque vinieron a la persona correcta. Su humildad los hizo soportar las impertinencias de la gente que les reprendían para que se callasen. Fue solo por la gracia del Señor que vieron. Ellos querían que sus ojos fueran abiertos. Es el deseo de cada ser humano tener salud; pero ella depende de Dios. Los médicos humanos recetan medicinas para aliviar nuestros dolores temporales en contraste con el Señor que tiene no solo una receta para nuestros males temporales, sino también para los eternos.
3.   Nuestra vista se recuperará en la medida en que creamos y obedezcamos a Cristo (Mateo 20:30, 31, 34).
Los ciegos no cesaron de clamar al Señor por sanidad. Insistieron hasta que el Señor atendió a su petición. Una vida de insistencia espiritual y de oración puede lograr que el Señor atienda a nuestros ruegos. Él no necesita saber cómo somos ni en qué condición estamos, ya Él lo sabe; pero nosotros sí necesitamos conocernos a nosotros mismos y en busca de Dios descubrimos nuestras debilidades, nos humillamos ante Él y nos ponemos en sus manos. De esa manera las bendiciones y los milagros se efectúan en cada uno de nosotros. La iglesia no puede abrir los ojos a los ciegos, solo puede guiarlos; pero sí puede rogar como Eliseo para que le abra los ojos a los que viven en tinieblas (2 Reyes 6:17).


Por: Pastor Carlos A. Goyanes

Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.  ~Mateo 20:26–28

El servicio es un don inestimable de Dios porque sustenta todas las obras de la iglesia. Este servicio no es para que nadie se haga grande, sino para procurar el avance de la obra de Dios en la tierra que debe ser la prioridad de la iglesia. Cuando se trata de recibir privilegios, muchos creyentes están dispuestos a ser candidatos; pero si se trata de servicio no hay muchos aspirantes. Si comprendiera cada creyente que en el servicio está la grandeza del hijo de Dios (Mateo 20:26) el Reino se extendería con mayor rapidez. El Señor Jesús se destacó más por su servicio que por sus milagros y Él mismo lo expresó al decir: “…como el hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28). El cristiano más digno es el que sirve a su Señor en el servicio a otros poniéndose en la escala más alta con la que Dios mide nuestra fe. Cuando servimos obedecemos a Dios, no así los gobernantes de este mundo que creen ser grandes por sus cargos y autoridad sobre otros (Mateo 20:25). Rotundamente nuestro Señor Jesucristo nos aclaró que no puede ser así entre nosotros, sino que, “…el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será el servidor de todos” (Marcos 10:43).

Quien desprecia el servicio está despreciando el ministerio de Cristo. En estos días en que vivimos estamos careciendo de siervos porque muchos cristianos están ocupados solamente en sus propios intereses. Ser como Cristo no se logra con palabras solamente, sino con un espíritu de servicio que es la mayor señal de grandeza espiritual. Este es el sentir de Cristo y el deseo de Dios para nuestras vidas (Filipenses 2:5–8). Si queremos ser benefactores de los necesitados tenemos que ofrecernos con un espíritu de servicio humilde que es el mayor sacrificio, este es el sacrificio vivo que menciona el apóstol Pablo en Romanos 12:1. Bendice a Dios de esta manera y no olvides sus beneficios (Salmo 103:2). El mayor ejemplo lo encontramos en nuestro Señor que no usó su posición elevada, sino que nos dio de su gracia por amor (2 Corintios 8:9). Si el siendo el Señor vino a servir, nosotros debemos imitar su ejemplo (Juan 13:13-15).

No dejes que el mundo te avergüence con sus conceptos equivocados acerca del servicio. Para lo que no son hijos de Dios, servir es lo más bajo de sus escala de valores porque ellos viven en arrogancia y alardean de su poder; pero su vanidad los consume como el fuego a la brizna de la hierba. Ellos creen que tienen que ser servidos y que no tienen que servir a nadie; piensan que servir a otros es rebajarse y perder su dignidad. Su errónea filosofía los aleja de Dios porque no entienden que el servicio dignifica, aunque a los ojos de los demás parezca que el que sirve sea menor al que es servido. Dios te está llamando a su servicio y no hay escusas suficientes para que rechaces su llamado. Si Él te llama es porque te va a capacitar y te va a dar las herramientas necesarias para la tarea que te ha encomendado. Dios sabe que no eres perfecto y aun así te está llamando. Queda de tu parte estar dispuesto a obedecer, a estar disponible para el momento que hagas falta (2 Timoteo 2:21). Servir en la obra de Dios es un privilegio y una oportunidad de demostrar tu fidelidad al Señor. Hazlo mientras te queden fuerzas (Eclesiastés 12:1).

Los Últimos Serán los Primeros y los Primeros Últimos

Por: Pastor Carlos A. Goyanes
Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos. Mateo 20:16

Dios ha clasificado a los seres humanos en dos tipos: los llamados y los escogidos. Los llamados son todos, la humanidad completa; pero los escogidos son los que obedecen hasta el fin a su Salvador. Los que se niegan a hacer la voluntad de Dios son los que asumen ser discípulos; pero le rechazan a causa de sus actos. No todo el que le diga Señor irá al cielo (Mateo 7:21). Muchos creen en Dios; pero su fe, sus conceptos y sus motivaciones deben ser revisados profundamente por ellos porque aunque sus caminos le parecen a ellos derechos su fin es de muerte (Proverbios 16:25). Hay tantas organizaciones religiosas, grupos y personas en particular que creen ser seguidores de Cristo y escogidos de Dios, y que aseveran haber hecho muchas obras en Su nombre; pero el Señor les dirá: Nunca os conocí… (Mateo 7:22, 23). Vivimos en tiempos de confusión religiosa donde muchos afirman ser los primeros; pero ellos serán los postreros (Mateo 20:16). No debe asombrarnos que millones de personas desconfíen de cualquier clase de religión llamada cristiana, porque la imagen de muchos de los “cristianos” de hoy es de un seudo-cristianismo que amenaza con derrumbar la fe de muchos débiles en el Señor.

En el nombre de Jesucristo se han erigido en nuestros días muchas creencias diferentes que ilegítimamente se llaman “cristianas”. Usan el nombre del Señor para solapar filosofías y doctrinas religiosas que nunca fueron enseñadas por el Jesús ni por sus apóstoles (Mateo 7:22, 23). La maldad pone en la clandestinidad todas las buenas obras y declara proscritos a todos aquellos que sí quieren obedecer a Dios. Es entonces que en esta enredadera de religiones a muchos les es difícil encontrar la verdad. La gente antes de ver a Cristo primero ve lo más inmediato de Dios, los creyentes. Sus ojos que aún no pueden ver lo espiritual canalizan a Dios a través de nosotros esperando ver algo de Él; pero muchas veces lo que ven es una imagen tan dañada que no desean mirar en ella. ¿Podrán ellos encontrar la verdad? La Palabra de Dios asegura que sí. Todavía hay millones de personas que no han doblado sus rodilla ante el dios de este siglo y estos son los valientes soldados con los que cuenta el Señor para portar con decoro la Espada del Espíritu que es la Palabra de Dios (Efesios 6:17).

Dios dará de su gracia a aquellos que le buscan sinceramente y hallándole desean ser parte de los obreros de su viña. Son todos aquellos que cansados del ocio espiritual del pecado pueden ver la luz, la luz de Cristo. Esos son los escogidos, los que entran por la estrecha puerta de la obediencia (Mateo 7:14), porque han encontrado el camino que los lleva a la vida. La acción salvadora de Dios asegura la misma recompensa para los que llegaron antes y para los que han llegado después a conocer a Dios a través de Jesucristo (Mateo 20:1-15). Dios nos ofrece la oportunidad de servirlo, pero la decisiónde hacerlo está en nosotros. Esta decisión no es simple ni algo temporal; así que, debemos mantenernos firmes y perseverar hasta el fin (Mateo 24:13). 

Iglesia Fiel Versus Apostasía

Por: Pastor Carlos A. Goyanes

Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.  ~Apocalipsis 3:10

La ciudad de Filadelfia era la más joven entre las ciudades del Asia menor. Destruida por terremotos en varias y muchas veces reconstruida, esta ciudad fue destrozada por un cataclismo en el año 17 D.C. y fue reconstruida por el emperador Tiberio, el cual le dio el nombre de Neocesarea. En esta ciudad había una iglesia cuya principal cualidad era su paciencia frente a las dificultades y frente a la persecución romana. La comunidad cristiana de Filadelfia había sufrido mucho y estaba exhausta por las persecuciones. El Señor Jesús dirige su atención hacia ella y le infunde nuevas fuerzas y valor para continuar en la perseverancia del evangelio (Apocalipsis 3:8). El mundo de la época trataba de ahogar la iglesia de Filadelfia que aunque pequeña había guardado la palabra y no había negado al Señor.

Hoy también se levantan con fuerza los que apostatan de la fe para negar la eficacia de Cristo a través de sus acciones y enseñanzas. Es alarmante la dimensión que está alcanzando la apostasía en estos tiempos, y la Iglesia de Jesucristo está siendo víctima del engaño maligno de Satanás. Se está adormeciendo y no se da cuenta de la situación en la que está el mundo de hoy. Con la algarabía de líderes religiosos que prometen conquistar el mundo, basados de un avivamiento falso, no distinguen las maquinaciones del diablo para corromper a la iglesia.

Un sincretismo religioso se está gestando en un contubernio de la verdad bíblica con prácticas de falsas doctrinas y religiones paganas. La iglesia que agrada a todos y no ofende a nadie es la nueva moda aunque cueste echar a un lado las enseñanzas fundamentales de la Biblia. El mercantilismo religioso con un evangelio falso donde se promete éxito en la vida y prosperidad, que aumenta el ego y la fortuna de algunos, es otro de los peligros actuales. Un evangelio moderno carente de disciplina espiritual y bíblica está llenando las iglesias de hoy con la falsa creencia de que Dios es amor y no importa lo que yo haga. ¿A qué Dios adoran ellos? Porque el Dios de la Biblia es celoso y fuego consumidor. Será una iglesia sin persecuciones porque se parece tanto al mundo que parecen gemelos.

No cabe duda de que la iglesia fiel está frente a la apostasía, de manera que, la Iglesia de Cristo tiene que seguir predicando sin tregua y combatiendo con coraje el mal porque no tenemos lucha contra sangre y carne (Efesios 6:12; Judas 3). La iglesia de hoy tiene que asumir su papel dependiendo de Dios y asida de la verdad bíblica para vivir separada del pecado y ser consecuente con lo que predica (Filipenses 1:27).

Que Toda Lengua Confiese

Por: Pastor Carlos A. Goyanes

“y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” Filipenses 2:11

Al final de los tiempos, cuando estemos delante de nuestro Hacedor, toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor. Hoy el mundo le niega, rechaza el llamado que Dios les hace a través de Jesucristo; pero un día el Señor los llamará a cuentas. Allí todo el valor y la prepotencia humana se desvanecerán y la furia de su rebelión huirá de delante de ellos. No así para aquellos que le han confesado como Señor de sus vidas y le obedecen.

Lo que tú crees de Jesús marca la diferencia en esta vida y en la venidera. Puede que hayas escuchado de Jesús o puede que le conozcas realmente. Eso hará la diferencia. Cuando su pueblo esté allá alabándole otros estarán delante de Él para ser juzgados con corazones desesperanzados porque no habrá oportunidad para ellos. Sus esperanzas aquí en la tierra estaban basadas en lo efímero y decidieron no confesar el nombre de Jesús. Ahora, al encontrarse con su grandeza y en presencia de su majestad doblarán sus rodillas, no para orar, sino porque sus almas cansadas ahora les obligan a confesar en un postrer aliento Su señorío.

Cambia tu historia aquí en la tierra y allá en los cielos. Dios tiene lugar para todos en su mansión celestial que, aparte de ser el palacete que tiene incontables habitaciones, es una morada que durará por siempre, porque es eterna. Que toda lengua confiese que Jesús es el Señor, apela a la voluntad de Dios de que todos se salven y vivan por la eternidad en una gran familia. Sólo el alma que confiesa a Cristo es envestida del poder de Dios y colmada de sus bendiciones. Tantas cosas nos llenan los ojos en estos tiempos que muchos han cambiado la mirada de la cruz al fugaz esplendor de la gloria del hombre que se jacta de su conocimiento pero vive en las tinieblas de su ignorancia.


Dios no ha quedado solo. Su iglesia proclama que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre. Ser cristiano es confesar que Jesucristo es el Señor (Romanos 10:9). Tan sencilla declaración brota del corazón de su iglesia que a viva voz lo proclama.  Su sacrificio no fue en vano porque, aparte de haber ganado el cielo para muchos que han creído en Él, ha sido exaltado con un Nombre que es sobre todo nombre para que todas las rodillas que existen en Su creación se doblen.

El Beneficio del Perdón

Por: Pastor Carlos A. Goyanes

“Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.” Mateo 18:21, 22.

Como la naturaleza de los seres humanos es una naturaleza caída, es seguro que todos hemos ofendido a alguien alguna vez en algún momento de nuestra vida. Del mismo modo, otras personas nos han ofendido a nosotros también. Pero la Palabra de Dios nos dice que debemos perdonar porque Dios nos perdonó a nosotros (Efesios 4:32; Colosenses 3:13). Debemos perdonar porque hemos sido perdonados. Cuando no perdonamos nos llenamos de amargura y con este estado de ánimo no podemos ser mensajeros de paz y consejeros de del Señor (Hebreos 12:15). Quien no tiene la capacidad de perdonar se convierte en una persona dura, severa, llena de rencor y odio. De esta manera no reflejará, por mucho que se esfuerce, la imagen de Cristo en su vida. Su deseo de venganza lo ciega y no lo deja ver la voluntad de Dios que es el perdón. Su ira lo lleva hablar negativamente de esa persona que lo ofendió y después a tomar actitudes y acciones que distan mucho de dar un testimonio eficaz como hijo de Dios. Su amargura lo convierte en una persona negativa y arrastra a otros a la amargura que él posee.

No es fácil perdonar si quien nos ha ofendido no ha venido a nosotros arrepentido. Sería más sencillo si quien nos ha ofendido viniera arrepentido y apenado por lo que hizo; pero no siempre es así. La Palabra de Dios nos enseña que debemos perdonar a los que pecan contra nosotros. Dios no nos ha puesto condiciones en las cuales se base nuestro perdón hacia otros, sencillamente nos dice que tenemos que perdonar. Si nos negamos a esto estamos mostrando actitudes como el resentimiento, ira y amargura que no son características que identifican a un cristiano. En la oración del Padre Nuestro que sirve de modelo para las oraciones de muchos creyentes el Señor dijo que pidió al Padre que perdonara nuestras deudas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden (Mateo 6:12). Y después el Señor nos enseña diciendo que si perdonamos a los demás el m al que nos han hecho Dios también nos perdonará a nosotros; pero si no perdonamos, Dios tampoco nos perdonará (Mateo 6:14, 15). El que se niegue a perdonar es porque no ha experimentado el perdón de Dios en su vida.


Si desobedecemos en cumplir este mandato de Dios de perdonar a los que nos ofenden evidentemente estamos pecando contra Él. No solo estamos pecando contra otros, sino que también estamos pecando contra Dios. No temeos derecho a retener la gracia y el perdón que debemos dar a otros sabiendo que nosotros mismos hemos sido perdonados por la inmensa misericordia de Dios. Nuestro pecado contra Dios es infinitamente mayor que las ofensas que nos hacen otras personas. Si Dios nos perdonó así, nosotros debemos perdonar de la misma manera. Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete (Mateo 18:21, 22). En otras palabras, debemos perdonar siempre. Nuestro Salvador Jesucristo nos desafía a perdonar porque el perdón trae grandes beneficios para nuestra vida. No olvides que Dios te perdonó (Salmo 103:2).

Hasta que la Muerte los Separe

Por: Pastor Carlos A. Goyanes

Así que no son ya más dos,  sino una sola carne;  por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Mateo 19:6

¿Sabes cuál es la unidad más pequeña de la sociedad? Sin duda alguna es la familia. De ella dependen la iglesia, la sociedad, la nación y el mundo en que vivimos. De las instituciones que Dios proporcionó, la familia fue la primera y esta ha sido de gran beneficio para el hombre. Antes de que el pecado entrara en el mundo ya Dios había formado esta entidad  que se compone del hombre, la mujer y los frutos de esta unión a través del matrimonio. La familia como tal fue hecha por Dios con el fin de canalizar sus propósitos a través de ella. Esto denota que el matrimonio es una institución divina que debe desarrollarse en santidad (Hebreos 13:4). Un matrimonio conforme al propósito de Dios es bendecido desde el día en que se establece (Génesis 2:18, 20, 24). Apegarse a las demandas de Dios garantiza una bendición especial de parte de Él y augura un buen futuro para los cónyuges.

Desvalorar esta institución y rebajarla a una simple relación que puede ser rota a nuestro antojo es menospreciar el plan de Dios para nosotros. “Hasta que la muerte los separe” — seguramente has oído esta frase tan célebre en las en las ceremonias de bodas; pero la realidad es otra. El mundo en que hoy vivimos rehúsa el compromiso y la lealtad en pos de la satisfacción personal sin sacrificios. ¿Quién dijo que era fácil? Dios no. Los sicólogos le han dado la vuelta al asunto y han llegado a ciertas conclusiones por las cuales la gente se divorcia y los matrimonios no duran. Entre estas causas están el origen sociocultural, el nivel educativo, la edad en la que se hayan comprometido, cuestiones económicas, incompatibilidad de caracteres, etc. Lo cierto es que hace algunos años atrás no había tantos divorcios como hoy. Una de las razones es que no hay temor de Dios, y otra, entre muchas más, es que todo el mundo quiere ser tan independiente que ya no necesita del otro; pero al final Dios nos creó para ser interdependientes. Hemos aprendido a depender más de nosotros que de Dios.

La Palabra de Dios es clara y enfática al respecto. El mismo Jesús enseñó que el matrimonio no debe ser disuelto excepto por causa de fornicación (Mateo 19:9) porque Dios aborrece el divorcio (Malaquías 2:16). Tenemos que volver a las sendas antiguas (Jeremías 6:16), a los principios básicos de la fe cristiana. La iglesia tiene como misión predicar una doctrina bíblica sana y sin mezcla de errores. Los dos serán una sola carne significa que son indivisibles porque lo que Dios juntó el hombre no lo debe separar (Mateo 19:6). Este pasaje de Mateo 19:3–9 es una clara defensa de la mujer de aquellos tiempos que quedaba desamparada económicamente y deshonrada tras el repudio “legal” de su esposo que por cualquier causa podía despedirla porque tenía el poder para ello. Por otro lado, la mujer se sometía al hombre bajo la amenaza de divorcio que era una sentencia de desamparo. Así que el sometimiento no era por amor, sino forzado. Esta fue una de las causas por las que Jesús negó el divorcio aparte de que rompía con el plan maestro de Dios. Dios no se equivoca, nosotros sí. El pecado nubla el pensamiento y la deslealtad cauteriza la conciencia de aquellos que deciden desobedecer a Dios. 

Preparándonos para la Buena Obra

Por: Pastor Carlos A. Goyanes
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.  ~2 Timoteo 3:16–17
La preocupación de la mayoría de los padres es que sus hijos se preparen para la vida; para ello hacen grandes esfuerzos para enseñarlos desde la niñez hasta la adultez. Es prioritaria la educación si queremos que nuestros hijos alcancen sus metas. Lo mismo pasa con la educación religiosa (Mateo 7:11). En sí misma ella no salva; pero enseña el camino a seguir y orienta al creyente para que alcance las metas de Dios para su vida (Deuteronomio 6:4–9; Proverbios 1:7; 2 Timoteo 1:5). A esta educación religiosa la llamamos más específicamente Educación Cristiana ya que nos orienta a una relación con Cristo y la Palabra de Dios en contraste con otras religiones o escritos religiosos (Santiago 1:5).
La Educación Cristiana es importante para la vida, la salud espiritual, moral, mental y física del creyente (Santiago 3:17; Mateo 7:24). La Educación Cristiana nos enfoca en la voluntad de Dios y nos provee de herramientas para la vida que de otra manera serían difíciles, sino imposibles de obtener. Esta educación Cristiana la obtenemos a través del conocimiento de la Palabra de Dios, el ejemplo de otros creyentes, y en la práctica de los valores y principios bíblicos (2 Timoteo 3:10, 14, 15).
La Palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que cualquier espada de dos filos. Viva porque está vigente, no ha dejado de tener validez en el mundo a pesar de que el hombre asegura que sus conocimientos científicos tienen o tendrán la respuesta absoluta a sus males; eficaz porque es lo que el hombre necesita y al aplicarla en su vida tiene resultados eternos; y más cortan-te que toda espada de dos filos porque éstas pueden penetran en el cuerpo humano y romper más músculos, tendones y huesos; pero la Palabra de Dios puede penetrar en el corazón y la mente que es un lugar inaccesible. A pesar de todos los esfuerzos humanos el hombre no puede transformar la mente y el corazón, y mucho menos salvar; sin embargo, la Palabra de Dios alcanza el fuerte más defendido e inalcanzable del hombre: sus pensamientos e intenciones, su pecado, su voluntad. Ninguna otra palabra, por más sabia que sea, puede llegar a la puerta sin llave del corazón.

El apóstol Pablo al escribirle a un pastor joven llamado Timoteo le orientaba a usar la Palabra de Dios para enseñar, corregir, redargüir e instruir (2 Timoteo 3:16-17). Solo ella puede llegar a la mente y al corazón eficazmente y hacer los cambios necesarios para nuestro bien. Esto es de esperarse porque es la Palabra de Dios y la base de la Educación Cristiana. Así que no perdamos tiempo y preparémonos para la buena obra de Dios a través del conocimiento de Su Palabra (Filipenses 1:6), entrenémonos en el cumplimiento de Su voluntad (Romanos 12:2) y usemos la autoridad que Él nos dio para la tarea que nos ha encomendado (Mateo 28:18–20).

Wednesday, July 16, 2014

¡Joven, Dios Quiere Usarte!

Por: Pastor Carlos Goyanes

Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. 1Timoteo 4:12

Estas palabras fueron escritas por el apóstol Pablo a un joven pastor llamado Timoteo en una época en que la experiencia y la sabiduría, según la creencia popular, estaban reservadas para las personas ancianas. Sin embargo, Pablo exhorta a Timoteo diciéndole que nadie le tuviera en poco ya que con su llamado Dios le daría lo que él necesitaba para su ministerio. La parte que Timoteo debía observar es su testimonio personal que lo movería a ser ejemplo de los creyentes en su conducta, amor, espíritu, fe y pureza.

La juventud nunca es un impedimento para servir a Dios, es un tesoro que Dios nos ha dado por un tiempo y tenemos que aprovecharlo (Eclesiastés 12:1). Ser ejemplo significa ser un modelo a seguir, un patrón, un tipo de Cristo. Hoy la juventud sigue modelos falsos y figuras vanas; pero el Señor le dice a la juventud cristiana que ellos sean los modelos a seguir para que nadie los tenga en poco. Dios aprecia todas las etapas de la vida y las usa para el engrandecimiento de su reino. La juventud es una etapa donde hay vigor, destreza y salud; Dios quiere que tú le entregues tu juventud a Él. Dios quiere usarte como usó a él joven Daniel que firmemente rechazó contaminarse con la comida del rey (Daniel 1:8) o a José que rechazó la oferta sexual de la esposa de Potifar (Génesis 39:7-9).

Dios quiere una juventud que se distinga como una influencia poderosa en este mundo a través de sus palabras, su conducta intachable, que refleja el amor de Dios con un espíritu de humildad y reverencia, con una fe poderosa y con una vida cargada de pureza para que nadie les tenga en poco. Servir al Señor en su iglesia y trabajando en la comunidad que la rodea de una manera íntegra es lo que les otorga el respeto. Jóvenes, ustedes son siervos de Dios y nadie los menospreciará si están trabajando bajo la orientación de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo.

Wednesday, July 2, 2014

Revestíos de Humildad

Por: Pastor Carlos A. Goyanes

“Estando ellos en Galilea,  Jesús les dijo: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán;  mas al tercer día resucitará.”  Mateo 17:22, 23

La humildad es un requisito fundamental para la obediencia. Jesús nuevamente dijo a sus discípulos que iba a ser entregado en manos de hombre, que moriría y al tercer día iba a resucitar (Mateo 17:2,23). Desde que Dios hizo un plan para la salvación del hombre y fue designado el papel que el Hijo de Dios asumiría, El con gozo se comprometió (Hebreos 12:2). De líder celestial pasó a ser siervo obediente.

I. Revertirse de humildad es dejar que Dios lidere nuestras vidas.
Tenemos que pensar y mantener vivo en nuestras vidas que Dios tiene un proyecto para nosotros. Al aceptar a Jesucristo como nuestro Salvador y Señor hemos aceptado la responsabilidad del plan de Dios en nosotros. Por eso es bueno que recordemos, como Jesús, nuestra misión para que estemos preparados para el momento que Dios nos necesite. Tenemos que tomar el proyecto de Dios en serio. No se trata de sentimientos que vuelan con el viento sino de convicciones que nos aferran a la verdad y nos mueven a obrar. Los judíos de la época de Jesús y quizás los de hoy también, ignoran los sufrimientos del Mesías porque no han estudiado la Palabra de Dios para que Dios les revele su voluntad, sino que viven de sus propias interpretaciones, lejos de lo que Dios realmente quiere para ellos. Muchos creyentes ignoran que la verdadera relación con Dios no está solo en leer la Biblia, orar y asistir a los cultos como oyentes. La verdadera relación con Dios está en involucrarnos en su voluntad, no ser solamente oidores, sino hacedores de la Palabra (Santiago 1:22).

Cuando nos entregamos a Jesucristo, y le aceptamos como nuestro Salvador y Señor, hemos establecido un compromiso, un pacto recíproco y a la vez el Señor Jesucristo nos reconcilia con Dios el Creador, de modo que tenemos que asirnos a Él, para servir y hacer su voluntad con la asistencia del Espíritu Santo que ahora vive en nosotros. 

II. Paga lo que prometiste (Jonás 2:9)

Jonás pronunció estas palabras cuando estaba en angustia. Estaba dentro de un pez aprisionado por su desobediencia a Dios. Desde su calabozo, en las profundidades del mar, clamó a Dios y Dios lo oyó. La obediencia es un dulce sonido a los oídos de Dios. El Señor pagó nuestra deuda; pero nosotros nos comprometimos con su obra. Él estaba exento de pagar porque Él era el dueño del templo, sin embargo, pagó (Mateo 17:22-27). Cristo no estaba bajo ninguna obligación de pagar. De la misma manera, no tenía que ser bautizado porque no tenía que ser lavado de sus pecados ya que era el Cordero de Dios; sin embargo, lo hizo para no ofender. No todos entendieron su misión, que era humillarse para salvarnos. Ahora nos toca a nosotros humillarnos delante de Dios para ayudar a salvar a otros. Nuestra rebelión limita la manifestación de la voluntad de Dios en nosotros.

Monday, June 23, 2014

Sólo con Oración y Ayuno

Por: Pastor Carlos A. Goyanes

“Pero este género no sale sino con oración y ayuno.”  ~Mateo 17:21

Cuando el Señor y los discípulos llegaron a la multitud un hombre vino y se arrodilló delante del Señor con una súplica seguida de una crítica (Mateo 17:14, 15). Aquel hombre pedía al Señor que sanara a su hijo lunático porque los discípulos no habían podido (Mateo 17:16). La verdad es que la gente primero viene a nosotros porque suponen que podemos satisfacer sus demandas; pero luego se dan cuenta de que debieron ir al Señor. No es que no debían venir a nosotros, sino que el poder no está en nosotros, está en Dios que lo canaliza a través de nosotros. La expresión del Señor de que este género sale sólo con oración y ayuno apela a que las cosas espirituales sólo pueden ser resueltas con una actitud espiritual (Juan 4:24).

La falta de preparación espiritual está haciendo mella en la vida de muchos creyentes. Los discípulos no escaparon a esto ya que no estaban preparados para enfrentarse a la situación que se les presentaba en ese momento y por ende no pudieron sanar a este muchacho lunático. El padre del muchacho con desdén reclamó a Jesús que sus discípulos no habían podido. Ayunar y orar no obliga a Dios a cumplir con nuestras peticiones; pero sí nos prepara espiritualmente para una respuesta de poder a nuestras peticiones. Quizás pedimos para satisfacer el deseo de que la gente sepa que tenemos poder para sanar, para hacer cambios; sin embargo, este poder viene de Dios que abre o cierra los cielos para que no llueva y que sana o no a quien Él desea. El hecho de que Jesús haya sanado este muchacho implica que Dios quera sanarlo; pero los discípulos estaban faltos de esa relación profunda con Dios como para que Él les respondiera. En otras palabras; Dios no está dispuesto a responder oraciones que tratan de satisfacer nuestro ego lejos de glorificar el nombre de Dios (Santiago 4:3).


Los creyentes ayunan con la esperanza de que Dios conteste más rápido sus peticiones. Cuando nos apartamos en oración y ayuno es para tener un recogimiento y reflexionar en Dios, es p[ara prepararnos espiritualmente para una tarea. Jesús dijo que la razón fundamental para que Dios responda es la fe y no el ayuno y la oración. Una persona cerca de Dios es la que tiene fe; pero esta fe puede incrementarse con el ejercicio de una vida consagrada a través del dominio propio para evitar satisfacer los deseos de la carne. Esto nos hace más espirituales si se practica con sinceridad y más efectivos en el servicio a Dios. Los grandes hombres de Dios, los gigantes de la fe que conocemos, se destacaron por una vida de oración. El ayuno y la oración ayudan a aumentar la fe en la autoridad de Dios. Acercarse en oración a Dios aumenta las posibilidades que tengan más fe. La fe es una elección, yo decido creer o no creer. Y puede ser mayor o menor en nosotros de acuerdo a nuestra relación con Dios (Lucas 17:10; Mateo 17:20). Estar en una actitud de ayuno u oración representa a una persona que se está preparando espiritualmente y acercándose a Dios. Aunque en el libro de Ester no se menciona a Dios, se menciona el ayuno del pueblo que estaba asociado con el recogimiento de espíritu, la abstinencia de los apetitos carnales y sobre todo la oración, por supuesto a Dios (Ester 4:15-16). Este género es sale sólo con oración y ayuno, o sea, con una profunda relación con Dios, porque el poder está en Él y no en nosotros.

Te Necesito Papá, Siempre Te Necesité

Y por cuanto sois hijos,  Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo,  el cual clama: ¡Abba,  Padre! Gálatas 4:6 

En el plan de Dios están tanto la madre como el padre (Génesis 1:27). El pecado opacó la imagen de padre a tal punto que la sociedad se ha corrompido. El papel protagónico del padre en la familia se ha perdido y por ende la madre ha ocupado ese lugar en la sociedad moderna, a tal punto que se habla del amor de madre con gran esmero y se menciona el amor del padre con debilidad y desconfianza.

Quizás no hayas tenido el padre que tú soñaste; pero ahora tienes uno que rompe todas las expectativas si lo dejas, ese es nuestro Padre celestial, nuestro Dios. Para ser padres debimos ser primero hijos. Abba Padre representa a un hijo clamando por su necesidad ante un Padre que él espera que responda. Esta expresión habla de una relación profunda entre Padre e Hijo como debía ser. El hijo espera la respuesta a sus problemas en su padre.

Quizás tenga quejas de mi padre (del terrenal, no de Dios); pero estas cosas han hecho que yo rompa esa cadena de odio y me enfoque en ser cada día el padre que mis hijas esperan que yo sea, a veces gruñón por las cosas que no me gustan; otras veces firme por lo que no quiero que ellas hagan; en ocasiones suave como la mantequilla y otras veces derrotado por amor a ellas. Pero siempre en una relación que imite la relación de Cristo con su Padre celestial; aunque les confieso que falta mucho para eso.

No podemos aspirar a ser los mejores padres del mundo sin ser los mejores hijos de Dios. Un hijo necesita a su padre y un padre necesita a su hijo. De otro modo, la vida sería egoísta tanto para el padre como para el hijo. Sin embargo, esta relación tiene que ser primero fomentada por el padre.

La expresión Abba Padre representa la necesidad de un hijo por su padre. Dios ha puesto en nosotros el Espíritu de su Hijo. Ahora a través del Espíritu Santo mora Dios en nosotros, de manera que, debemos andar en el Espíritu (Gálatas 5:16). Significa que hay necesidades en los hijos que los padres tienen que suplir porque Dios lo ha hecho así. Aunque este pasaje habla de una relación espiritual, es evidente que el hombre al haber sido hecho por Dios de dos naturalezas (material y espiritual) necesite de ambas para su subsistencia en la tierra. La naturaleza material necesita de abrigo, alimento, techo, entre otras cosas y la naturaleza espiritual necesita de amor, de lo sicológico, espiritual (enseñanza de Dios y su Palabra), ánimo, consuelo, etc. Es de esperarse que los padres que no tienen a Dios actúen de forma diferente a la del modelo de Dios para los padres; pero en general ser padre trae consigo todas estas responsabilidades.


Ser padre es tener talento para criar a sus hijos. Si Dios me preguntara a mí si de alguna manera yo multipliqué los talentos que Él me dio, yo le diría - Ahí están los talentos que me diste para que yo los multiplicara: mis hijas.