Por: Pastor Carlos Goyanes
“Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal. La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás.”
~Mateo 12:38-39
~Mateo 12:38-39
Generalmente observamos que las personas incrédulas demandan señales, milagros y manifestaciones visibles de las maravillas de Dios; pero tristemente muchos habiéndolas visto se condenan aún más al despreciar la gracia y el amor de Dios. El Señor le dijo al apóstol Tomás: “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:29). En eso consiste la fe, de manera que, el que le demanda señal a Dios es porque carece de fe. Los que sin ver han creído reciben gran galardón de parte de Dios porque han alcanzado una fe poderosa. Nuestro Dios no está obligado a mostrarnos nada para que nosotros en nuestro orgullo decidamos si creemos en El o no; por el contrario, somos nosotros los que necesitamos de Él.
La Palabra de Dios dice en este pasaje que algunos de los escribas y fariseos le demandaron señal al Señor. Su objetivo era desacreditarlo y tener una ocasión para criticar y condenar a Jesús. Para ello usaron la adulación llamándole “Maestro”, cuando ellos realmente lo consideraban como algo despreciable y problemático. Así es la generación mala y adúltera, es una generación “religiosa” y sin fe, demandante de señales para apoyarse en ellas como trofeos de un Dios poderoso, pero sin convicciones; con una fe sin profundidad porque no han ahondado sus vidas en Dios. Esto ha resultado en la práctica de religión superficial y vacía que no alcanza a satisfacer las demandas espirituales de sus seguidores. Esta es la razón por la cual los seres humanos demandan señal de parte de Dios.
Dios no dará señal a los incrédulos, sino la señal de Jonás. Así como Jonás estuvo tres días en el vientre de aquel gran pez, como muerto y olvidado para después aparecer vivo en Nínive para predicar el mensaje de Dios, uno mayor que el profeta Jonás, Jesucristo, estaría muerto por tres días para después resucitar y aparecer a sus seguidores, dando el mensaje más poderoso jamás dicho con su propia muerte y resurrección para llevarnos a la vida eterna bajo su propia promesa (Juan 14:19c – “porque yo vivo, vosotros también viviréis”).
Los que exigen señales son los que viven en la dimensión de la carne y de las cosas exteriores. Dios busca en el interior, en el corazón del hombre, allí donde sólo El ve, puede entrar y hacer un cambio; pero tú tienes la llave y Él nunca ha forzado ninguna puerta. Dios nos ha dado señal. Los milagros, las visiones y todas las demás señales no aumentarán la fe porque la fe no depende de ellas, sino de un corazón que realmente ame a Dios. “En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan” (Hebreos 11:6 BAD).
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