Por: Pastor
Carlos A. Goyanes
Porque muchos
son llamados, y pocos escogidos. Mateo 22:14
Ciertamente, aunque estas palabras
suenen muy fuertes a nuestros oídos…muchos
son llamados y pocos escogidos. Estas palabras del Señor sintetizan todas
las enseñanzas acerca del reino de los cielos. Lo que esperaban los judíos era
la liberación política de los romanos y la prosperidad social y económica del
reino de Israel aquí en la tierra; pero Dios les envió a su Hijo para hablarles
de la verdadera libertad (Juan 8:32, 36). Eso es lo que Jesús quiso decir a
aquellos hombres en aquel tiempo y nos dice ahora a nosotros. Él llama a todos a
la gran celebración y nos invita a ser parte de la fiesta de bodas de su Hijo;
pero pocos han respondido a este llamado. Solo los fieles al Señor, los que
celebran en su nombre con una vida espiritual de obediencia saludable son los
escogidos. Dios no quiere obediencia a medias. Solo aquellos que se han vestido
con el traje de las fiestas, los que están apropiadamente preparados, son los
escogidos. Las bodas de Jehová con su pueblo Israel eran un
símbolo muy familiar para los judíos; estas bodas serían consumadas en la
persona del Mesías (Salmo 45), quien es reconocido como Dios y ungido por Dios
con óleo de alegría… (Salmo 45:7).
La soberbia de los líderes judíos
les hizo hacer caso omiso a estas palabras del Señor porque ellos creían tener
el derecho a estar en las fiestas del Señor, pero no estaban vestidos para
entrar en ella. Esta tentación de creerse con derechos similares no escapa a la
vida de los cristianos, pero tenemos que aplicarnos esta advertencia del Señor
para estar preparados para esta fiesta. No estar vestidos como Dios nos exige
nos exime del derecho de participar de esta fiesta. Rechazar la manera en que
Dios quiere que tú obedezcas es rechazar el sacrificio de su Hijo. Hablando de los invitados, ellos no
hicieron caso y se fueron a sus quehaceres diarios, ignorando la invitación de
su Rey (Mateo 22:5–6).
Muchos son los
llamados. Aunque la palabra “Iglesia” significa ‘llamados fuera’ y sabiendo que
todos los que han sido bautizados vienen a formar parte de la iglesia; no todos
son escogidos. Todos los seres humanos son llamados por Dios (Juan 3:16); sin
embargo ser bautizado o miembro de una iglesia no garantiza que eres salvo. La
Biblia nos dice que muchos son llamados y pocos escogidos. En otras palabras;
muchos son los que se bautizan y vienen a ser miembros de la iglesia; pero no
todos llegan a ser escogidos o permanecen en el camino siendo fieles hasta la
muerte (Apocalipsis 2:10b). Todos los seres humanos son llamados por el Señor y
responden de manera diferente. Cada cual se aparta por su camino para creer a
su manera; pero no es suficiente, hay que creer a la manera que Dios quiere.
Pero pocos los
escogidos. Nos sorprendería saber el número de las personas que se entregan al
Señor y se bautizan en las iglesias evangélicas. Este es un grupo muy grande y
sería muy bueno si el bautismo o una simple y emocional profesión de fe los
salvara; pero de acuerdo a la Palabra de Dios no es así. La experiencia con
Dios tiene que ser genuina. La salvación no es como marcar la tarjeta de
entrada a un trabajo y hacer constar que llegué a tiempo. El Señor dijo: No todo el que me dice: Señor, Señor,
entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que
está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre
hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de
mí, hacedores de maldad. (Mateo 7:21).
El
banquete de bodas está preparado, pero los invitados no eran digno” (Mateo
22:8). Ningún hombre es digno de Dios; solo el sacrificio de Jesucristo nos
dignifica y nos salva. Es necesario aceptar ese sacrificio en nuestras vidas
con obediencia y entrega, humildad y temor de Dios. De esta manera entonces
seremos sus escogidos. ¡Qué hermoso será cuando estemos en la presencia de Dios
ver a Cristo alzar su mirada sobre los millones de millones de redimidos a lo
largo de la historia humana y contemplar su glorioso rostro lleno de gozo por
causa de sus escogidos, sin más guerras, ni pecado, ni más miserias humanas en
una eternidad sin fin y en un banquete que aliviará para siempre nuestra hambre
y sed espiritual!
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