Por: Pastor Carlos A. Goyanes
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. (Mateo 5:7)
Vivimos
en un mundo donde todo parece estar tocado por la inmoralidad, la arrogancia y
la mentira. La gente vive una vida doble y en muchos casos la maldad es todo lo
que tienen para subsistir. Lo triste de esto es que aun los escogidos están
echando mano a los recursos que tienen los hijos de las tinieblas para lograr
sus metas.
La
expresión bíblica “limpio de corazón”
alude a un creyente que ha renunciado a la maldad y lucha constantemente por
mantenerse puro habiendo alcanzado la virtud de reconocerse pequeño delante de
Dios que es quien puede limpiar su vida
a través de la sangre de Jesucristo.
La
palabra corazón en la Biblia muy pocas veces se refiere exactamente al órgano
que en nuestro cuerpo bombea la sangre; mas bien se refiere a nuestra actitud,
nuestros pensamientos y nuestra vida delante de Dios. Cuando Dios dijo que
David era conforme a su corazón, no dijo que era perfecto, sino que buscaba
alcanzar de una manera continua una relación personal con el Creador, a pesar
de haber pecado. El mismo David pidió a Dios la restauración total de su
corazón al reconocerse pecador (Salmo 51:4, 10).
El
Señor ha roto muchas cadenas en nuestra vida, pero hay muchas que todavía están
atadas. Cantamos el canto espiritual Cristo
rompe las cadenas, pero debemos dejar que Dios las rompa. Hay tantas cosas
que Dios tiene que sanar en nuestras vidas que es necesario que le dejemos
obrar.
1.
Un corazón limpio es un corazón libre de supersticiones.
La gente vive atada a la superstición y no puede deshacerse de ella. Los
horóscopos, los augurios, las predicciones, las falsas profecías, los
pronósticos, las adivinaciones son algunas de las ataduras de los seres
humanos. Si tan solo su corazón se limpiara de todas estas cosas, serían felices.
2.
Un corazón limpio, es un corazón libre de malos pensamientos.
Recuerda que la palabra corazón en la Biblia representa no solamente los
sentimientos, sino también los pensamientos (Deuteronomio 15:9). Los antiguos
creían que el corazón era la base de los sentimientos y pensamientos. Así que
aquí se refiere a lo que piensas también. La paranoia consume a los a los seres
humanos que siempre están pensando mal de los demás y murmuran, se enojan y
toman decisiones en contra de otros, solo por el hecho de creer que alguien les
está haciendo daño.
3.
Un corazón limpio es un corazón libre de dobles intenciones. Amar
a los demás sin hipocresía, intereses personales, avaricia, el deseo de ser
reconocido y la arrogancia es el deseo de un corazón limpio. Ese abrazo, ese
beso libre de toda culpa y segundas intenciones denotan un corazón limpio. No
podemos saber las intenciones de las personas que nos aman, pero las nuestras
sí. De manera que, si tu corazón vela por las actitudes negativas de los demás
y no por las tuyas propias, es que todavía no hay un corazón limpio. Un corazón
limpio no juzga a los demás, sino que humildemente da el ejemplo.
4.
Un corazón limpio es un corazón entregado a Dios.
La Palabra de Dios en este pasaje no dice que los que tienen el corazón limpio
verán a Dios. Ciertamente los que pueden ver a Dios son los que han limpiado su
corazón. Creemos que veremos a Dios en el futuro, pero cuando nuestro corazón
se ha vaciado de la maldad y de la sicología barata de este mundo, entonces
podemos ver a Dios y entender con claridad lo que en otro tiempo estaba oculto
a nuestros ojos. ¿Quién podrá estar entonces en la presencia de Dios? La
respuesta está en el Salmo 24:3–5(DHH): ¿Quién
puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede permanecer en su santo templo? El que tiene las manos y
la mente limpias de todo pecado; el que no adora ídolos ni hace juramentos
falsos. El Señor, su Dios y Salvador, lo bendecirá y le hará justicia. Así
deben ser los que buscan al Señor, los que buscan la presencia del Dios de
Jacob.
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