Sunday, May 13, 2012

Dos Son Mejores Que Uno

Por: Pastor Carlos A. Goyanes

Mejores son dos que uno… (Eclesiastés 4:9)

Aunque los seres humanos celebramos el Día de las Madres, ya estaba en la mente de Dios la maternidad. Cuando Dios hizo a Adán este se sintió solo a pesar de todo o que Dios había creado. Todo en su tiempo era hermoso (Eclesiastés 3:11) en la obra que Dios terminó para el hombre, pero faltaba algo y Dios lo sabía (Génesis 2:18). No había terminado la creación porque en el sexto día creó a Eva (Génesis 1:26–31). La demora fue para que Adán valorara la compañía que tendría. Aun así la hizo diferente, con características reproductivas, de rasgo dulce y tierno. Ella completó el plan de Dios para formar la familia.

Dios creó el concepto de que dos son mejores que uno. La palabra de Dios dice que varón y hembra los creó (Génesis 1:27) y así los dos tendrían parte en la crianza y educación de sus hijos que serían el fruto de esa relación. El hecho de que hagan falta dos partes, según lo planeado por Dios, es para que el concepto de Dios de que dos son mejores que uno se cumpla en nosotros. El plan de Dios es que la familia, compuesta por un hombre y una mujer únicamente dé los frutos que El espera de esa relación. De modo que, la relación planeada por Dios incluye amor (Cantares 8:6, 7), sexo natural (Génesis 1:24) y los frutos que son los hijos (Salmo 127:3; 128:3). Esto garantiza nuestra sucesión y legado a las generaciones futuras. Todo lo que Dios hizo tiene un plan, de no ser así, estaría fuera de su voluntad y por lo tanto es pecado (Romanos 1:26–32; Efesios 4:17–18).

Hoy en día el concepto de familia está tomando un rumbo diferente al planeado por Dios. Pero la Biblia sigue siendo vigente a pesar de lo que diga este mundo que cada vez se corrompe más y vende su dignidad al diablo por unas pocas monedas o por rebeldía contra Dios. La familia, como Dios la concibió, es una institución santa, no en balde es la base de la sociedad. Sus orígenes están en Dios y no en la mente cambiante del hombre que busca en el placer desenfrenado una satisfacción (Efesios 4:17–19) que le causará la muerte (Proverbios 14:12). No somos más justos ni más limpios que Dios, así que debemos seguir sus normas (Job 4:17–21).

Mejores son dos que uno porque el fruto del trabajo de los dos será mayor. Es evidente que dos pueden producir el sustento y apoyarse en sus ganancias mejor que uno. Económicamente hablando, el plan de Dios desarrollado para los cónyuges es fundamental. El hombre y la mujer se complementan el uno al otro, lo cual los hace responsables a los dos en cuanto a la administración, búsqueda y disposición de los bienes materiales (Génesis 1:27–28).

Mejores son dos que uno para establecer las bases de nuestra fe. La familia debe ser la primera iglesia que conozcan nuestros hijos; debe comenzar con el matrimonio, como desea Dios, y no con una unión libre. Allí debe haber un oasis espiritual, una fuente de agua refrescante para el calor sofocante del desierto de la vida. Dos son mejores que uno para colocar los cimientos de lo que Dios quiere para la familia. Si Dios hizo al hombre y la mujer, y formó la familia, ¿quién puede saber qué es lo mejor para ella sino El? Busquemos la voluntad de Dios para el matrimonio, vivamos conforme a sus preceptos, andemos en armonía y lleguemos al consenso de que lo mejor que puede hacer una familia es obedecer sus mandatos porque ellos traerán el bien al hogar (Efesios 5:15–17).


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