Tuesday, January 21, 2014

¿Trigo o Cizaña?

Por: Pastor Carlos A. Goyanes

Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.”  ~Mateo 13:24–25

Cuando sembramos la semilla nuestra aspiración es recoger abundantes frutos. Sin embargo; en este proceso tenemos que luchar contra los enemigos que tratan de destruir las plantas. Nuestro Señor Jesucristo profirió una parábola acerca de lo que ocurre en un sembrado de trigo. En este caso la tierra había sido preparada correctamente y las semillas habían sido sembradas bien. Lo que ocurrió es que el enemigo sembró una planta que se parece mucho a la planta del trigo durante las primeras fases de su crecimiento para crear problemas en la cosecha. La ley romana de aquella época prohibía sembrar cizaña entre el trigo de alguna persona y esto demuestra que la historia narrada por Jesús es realista. Los siervos vinieron a su señor y le dijeron que arrancarían la cizaña; pero el señor les dijo que dejaran crecer el trigo juntamente con la cizaña, no sea que al arrancar la cizaña exista el peligro de arrancar el trigo (Mateo 13:28–29).

Entre las buenas plantas coexisten las hierbas malas y esto es un hecho que no podemos pasar por alto. Esta parábola que Jesús pronunció a sus discípulos tiene un sentido abiertamente espiritual ya que expresa como el enemigo siembra dentro de las filas de la fe la cizaña que es el símbolo de la maldad y el pecado que puja por echar de los creyentes las virtudes cristianas. La parábola nos enseña que el enemigo vino a sembrar la cizaña cuando los siervos estaban dormidos. Esto representa que tenemos que estar espiritualmente bien despiertos, enfocados en la verdad de Dios y preparados para derrotar a un enemigo poderoso con la presencia del Todopoderoso en nuestras vidas. La maldad halla su halo en los corazones de los creyentes dormidos espiritualmente que dejan que el enemigo siembre disensiones (Mateo 13:25).

En la tierra permanecen los buenos y los cristianos auténticos, y a su vez Dios permite que los malvados no mueran y no sean castigados. Que los malos vivan por el mérito de los buenos parece algo absurdo; pero Dios lo permite porque no quiere perder ni una sola planta de trigo, o sea, ni una sola alma para su reino (Mateo 13:30; 2 Pedro 3:9). Su deseo es que aun los malos hallen abrigo en la obediencia de su Palabra. Está claro que los malos que hacen sufrir a la humanidad, que persiguen y matan a los inocentes, viven porque los creyentes que son fieles a Dios. Jesús mismo dijo que los creyentes fieles son “la sal de la tierra” (Mateo 5:13). As como la sal preserva, por causa de los creyentes es preservada la tierra bajo la esperanza de que alguno de los que son malos conozcan la bondad de Dios. Aunque la mala hierba crece junto al trigo, el amor y la misericordia de Dios es manifestado para todos, porque el sol sale y hace  crecer a ambos a pesar de sus acciones.

El mal no es algo natural sino que es producto del pecado que hay en la humanidad; es la tendencia humana en contra de la voluntad de Dios. Todos los seres humanos vivimos en medio de la maldad y a todos nos toca algo de ella. Como cristianos tenemos que aprender a vivir en medio de la cizaña que ha sido plantada por los enemigos de Dios. Esto nos exige fortaleza, perseverancia, paciencia y confianza en las promesas de Dios para que cuando llegue el de la cosecha hagamos la diferencia porque hemos permanecido al lado del proyecto que Dios planeó para nuestras vidas (Efesios 1:11–12).

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