Sunday, March 2, 2014

Atrapados en la Red

Por: Pastor Carlos A. Goyanes

Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera.
~Mateo 13:47-­48

Con esta parábola de la red llegamos al fin de siete parábolas que hablan sobre el reino de Dios. El Señor Jesús usó eventos de la vida cotidiana para enseñar a sus oyentes en sus propios términos. La pesca no era algo desconocido; por el contrario, esta labor era muy importante ya que era el sustento de muchas personas, tanto de los que pescaban como de los que compraban los pescados. Muchos de los apóstoles del Señor eran pescadores. Gran parte de sus vidas la habían dedicado a esta labor. Otras personas les habían visto remendando sus redes, saliendo en sus barcas a pescar, trabajo que hacían a veces en la noche, halando sus redes para traer los pescados a la orilla; así que, tanto los pescadores como la gente común no eran ajenos a esta faena y entendieron las enseñanzas que el Señor les daba a través de esta parábola.
Esta parábola contiene varios elementos dignos de resaltar como lo son el reino de los cielos, la red, el mar, los peces, la cesta. Implícitamente están los que lanzan la red que son los pescadores y la barca desde la cual es lanzada la red. Las parábolas del reino no solo resaltan la importancia de éste, sino que destacan las herramientas con las cuales se trabaja para su crecimiento. Por ejemplo, la red es una herramienta importante para la pesca y representa el evangelio que atrapa a muchos en su red, unos por curiosidad, otros por necesidad y otros por creer genuinamente en Cristo. La red desde entonces es el símbolo de la pesca espiritualmente entre los cristianos que lanzan el evangelio al mundo para atrapar en su red a los seres humanos para que conozcan del amor de Cristo. El mar representa al mundo, a la gente desprevenida que es arrastrada al mal, pero que una vez en la red de Dios son instruidos en la fe de Jesucristo. Los peces son esa gente que ha caído en la red y representa un número específico de discípulos.
La cesta representa el discernimiento de la iglesia entre los que son creyentes y los que no lo son. Los peces son echados en la cesta y son separados los malos de los buenos. Es cierto que nadie está capacitado ni tiene autoridad para decir quién es salvo o no; pero podemos ser guardianes de los que se dicen ser hijos de Dios y no lo son ya que sus frutos no lo evidencian (Mateo 7:16). Toca a la iglesia tomar parte en salvaguardar su integridad y su testimonio. La verdadera limpieza espiritual la harán los ángeles que guiados por el Señor, han separado los malos de los buenos para el día del juicio. A nosotros, como parte de la iglesia, nos queda la labor salir a pescar, de lanzar la red, de halar la red hacia la barca que es la iglesia. Dios nos está llamando a ser pescadores de hombres (Mateo 4:19) así que debemos tener nuestra red lista para ser lanzada en cualquier oportunidad que tengamos.
Dediquémonos a la labor de halar la gran red del evangelio, hagamos nuestra parte para sacar los peces de ese gran mar. Dios se encargará de separar lo bueno de lo malo en nuestra labor de pesca espiritual. Luchemos por ganar el mundo para Cristo.


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