Por: Pastor
Carlos A. Goyanes
Mi casa, casa de
oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. ~Mateo 21:13
Una de las metas más sobresalientes de
la iglesia es glorificar a Dios aquí en la tierra. Es un gran privilegio para
el cristiano dar honra al Señor; pero es necesario que apartemos de nuestra
mente las cosas superficiales, vacías, y sin importancia para poder enfocarnos
hacia las que son de valor eterno. La iglesia de Jesucristo en su lugar de
adoración (el templo) debe prestar atención a las demandas de Dios y a la
reverencia (Levítico 26:2). La Palabra de Dios es clara al respecto (Hebreos
12:28). Nuestro Señor Jesús acusó a los religiosos de su tiempo en haber
convertido el templo en una cueva de ladrones (Mateo 21:13) ya que allí vendían
y compraban, cambiaban dinero (Mateo 21:12), y de esta manera robaban a los
necesitados.
El Señor echó fuera a los que vendían y
compraban, y volcó las mesas de los cambistas de dinero y las sillas de los que
vendían palomas. Los que vendían cobraban de más y los que cambiaban dinero
también cometían fraudes. La casa de Dios debe ser conocida por casa de oración
y no por un mercado en el cual vengo a satisfacer mis necesidades materiales.
Lejos de eso, nuestra satisfacción en la casa de Dios debe ser de índole espiritual.
Todo lo que hagamos en el templo que no sea la voluntad de Dios es
irreverencia. Así que, “cuando fueres a
la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el
sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal. No te des prisa con tu
boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios
está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras”
(Eclesiastés 5:1–2).
Hay tres cosas que debemos guardar
cuando vengamos a la casa de Dios:
1. “Guarda tu pie…” — No llegues tarde y no
tengas tanta prisa por irte. Recuerda que solo le das a Dios un poquito de
tiempo en la semana. Tómate tu tiempo para Dios. No pongas pretextos para salir
del templo a la hora del culto. La Palabra de Dios dice guarda tu pie.
2.
“Acércate más para oír…” —
Significa que debemos estar atentos al mensaje de la Palabra de Dios, al
consejo santo que Dios nos da para la semana. Es claro el pasaje que dice …acércate para oír… y no para hablar.
Nuestra prioridad en el templo debe ser escuchar a Dios; pero también a los
necesitados, a los que vienen con cargas y dolores para que sean ministrados.
3. “No
te des prisa con tu boca.” Sé serio en lo que te comprometes delante de
Dios porque Dios no pasa por alto lo que le has prometido. Guarda silencio en
el templo (Habacuc 2:20); tampoco uses tus labios para mentir o chismear acerca
de los hermanos. La exageración también es una mentira. No le pongas ni le
quites nada a la realidad. Recuerda que la casa de Dios tiene que ser llamada “casa de oración.”
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