Monday, July 8, 2013

Comisionados para el Ministerio

Por: Pastor Carlos A. Goyanes

Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. ~Mateo 10:1
A estos doce envió Jesús… ~Mateo 10:5 

La misión fundamental de la iglesia es el evangelismo, o sea, la predicación del evangelio a toda las personas de la tierra. Entre tantas obras preciosas que hace la iglesia debe destacarse como prioridad el mensaje del evangelio.
1. El mensaje es para el mundo, no solo para mí.
Después de haber recibido el mandato de Jesucristo de ir por todo el mundo predicando el evangelio, la iglesia a lo largo de los siglos ha batallado por cumplir su papel de una manera audaz. Todo comenzó con el Hijo de Dios que, siendo concebido por el Espíritu Santo, y nacido de mujer, dio ejemplo de lo que un hombre de Dios debía ser y murió por la humanidad perdida. Él medió de tal manera que logró la salvación de todo aquel que crea en Él (1 Timoteo 2:5–6). Dios desea que todos los seres humanos sean salvos; por esa razón Dios…manda a todo hombre en todo lugar que se arrepientan (Hechos 17:30).
No debía quedarse el mensaje de Dios aislado en un grupo de seguido-res (Mateo 28:18–20), sino que el Señor después de haber pedido a sus discípulos que rogaran al Señor de la mies por obreros para su mies, les envió a hacer la labor misionera, primeramente a los judíos, de los cuales debía salir el mensaje del evangelio al mundo. Los discípulos pasaron tiempo con el Señor y aprendieron de Él, pero era necesario que se convirtieran en obreros. La iglesia es la cantera de la cual se levantan los obreros de la mies del Señor. Cuando ores por obreros para la mies del Señor es necesario que estés dispuesto, no sea que tú seas el obrero que Dios está preparando para la buena obra. Nuestros hijos no irán toda su vida a la universidad para estudiar sin descanso, sino que llegará el momento en que estarán preparados para asumir una labor en la sociedad. Así mismo, no estamos en la iglesia toda la vida para aprender y aprender, sino para prepararnos como obreros y trabajar en la obra de Dios.

2. No solo obtenemos conocimiento de Dios, sino también poder.
Es evidente que cuando recibimos conocimiento de Dios y Él nos llama a una labor, también nos capacita. La Palabra de Dios dice que el Señor envió a los doce y les dio poder (Mateo 10:1). La iglesia tiene el poder del Espíritu Santo para obrar. No hay poder mayor en el universo que el que está a disposición de la iglesia de Jesucristo. El hombre asume tener ese poder, pero no lo tiene, este poder es el poder de cambiar lo que nadie puede cambiar, el corazón del hombre. La sicología moderna asume tener el secreto para ayudar a las personas con sus problemas espirituales, y se han escrito montones de libros que insinúan la mane-ra de hacerlo; pero solo Dios tiene esa capacidad. La iglesia tiene el remedio, pero es necesario que la gente lo use. La gente no muere por la enfermedad que tiene sino por el remedio que usan. Si el remedio que usan no sana, entonces están perdidos.
No eres tú el hombre del momento, sino Dios. Es en el nombre de Jesucristo que la iglesia predica el mensaje que, a propósito, está bajo control de Dios. El mensaje es de Dios, la iglesia es de Dios y tú perteneces a Dios. En la obra del Señor no hay lugar para los orgullosos, sino para los humildes. Este no es tu negocio, sino el negocio de Dios (Lucas 2:49). Cristo es el Rey pero a veces lo presentamos como un mendigo y nuestro mensaje lejos de ser poderoso da lástima. Dios es tan grande hoy como en aquel tiempo. Dios no ha cambiado. Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos (Hebreos 13:8). Prediquemos al mundo este mensaje de poder.


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