Por: Pastor
Carlos A. Goyanes
Entonces llamando a sus doce discípulos,
les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y
para sanar toda enfermedad y toda dolencia. ~Mateo 10:1
A estos doce envió Jesús… ~Mateo 10:5
La misión fundamental de la iglesia es el
evangelismo, o sea, la predicación del evangelio a toda las personas de la
tierra. Entre tantas obras preciosas que hace la iglesia debe destacarse como
prioridad el mensaje del evangelio.
1. El mensaje es para el mundo, no solo
para mí.
Después de haber recibido el mandato de
Jesucristo de ir por todo el mundo predicando el evangelio, la iglesia a lo
largo de los siglos ha batallado por cumplir su papel de una manera audaz. Todo
comenzó con el Hijo de Dios que, siendo concebido por el Espíritu Santo, y nacido
de mujer, dio ejemplo de lo que un hombre de Dios debía ser y murió por la
humanidad perdida. Él medió de tal manera que logró la salvación de todo aquel
que crea en Él (1 Timoteo 2:5–6). Dios desea que todos los seres humanos sean
salvos; por esa razón Dios…manda a todo hombre en todo
lugar que se arrepientan (Hechos
17:30).
No debía quedarse el mensaje de Dios
aislado en un grupo de seguido-res (Mateo 28:18–20), sino que el Señor después
de haber pedido a sus discípulos que rogaran al Señor de la mies por obreros
para su mies, les envió a hacer la labor misionera, primeramente a los judíos,
de los cuales debía salir el mensaje del evangelio al mundo. Los discípulos
pasaron tiempo con el Señor y aprendieron de Él, pero era necesario que se
convirtieran en obreros. La iglesia es la cantera de la cual se levantan los
obreros de la mies del Señor. Cuando ores por obreros para la mies del Señor es
necesario que estés dispuesto, no sea que tú seas el obrero que Dios está
preparando para la buena obra. Nuestros hijos no irán toda su vida a la
universidad para estudiar sin descanso, sino que llegará el momento en que
estarán preparados para asumir una labor en la sociedad. Así mismo, no estamos
en la iglesia toda la vida para aprender y aprender, sino para prepararnos como
obreros y trabajar en la obra de Dios.
2. No solo obtenemos conocimiento de
Dios, sino también poder.
Es evidente que cuando recibimos
conocimiento de Dios y Él nos llama a una labor, también nos capacita. La
Palabra de Dios dice que el Señor envió a los doce y les dio poder (Mateo
10:1). La iglesia tiene el poder del Espíritu Santo para obrar. No hay poder
mayor en el universo que el que está a disposición de la iglesia de Jesucristo.
El hombre asume tener ese poder, pero no lo tiene, este poder es el poder de
cambiar lo que nadie puede cambiar, el corazón del hombre. La sicología moderna
asume tener el secreto para ayudar a las personas con sus problemas
espirituales, y se han escrito montones de libros que insinúan la mane-ra de
hacerlo; pero solo Dios tiene esa capacidad. La iglesia tiene el remedio, pero
es necesario que la gente lo use. La gente no muere por la enfermedad que tiene
sino por el remedio que usan. Si el remedio que usan no sana, entonces están
perdidos.
No eres tú el hombre del momento, sino
Dios. Es en el nombre de Jesucristo que la iglesia predica el mensaje que, a
propósito, está bajo control de Dios. El mensaje es de Dios, la iglesia es de
Dios y tú perteneces a Dios. En la obra del Señor no hay lugar para los
orgullosos, sino para los humildes. Este no es tu negocio, sino el negocio de
Dios (Lucas 2:49). Cristo es el Rey pero a veces lo presentamos como un mendigo
y nuestro mensaje lejos de ser poderoso da lástima. Dios es tan grande hoy como
en aquel tiempo. Dios no ha cambiado. Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y
por los siglos (Hebreos
13:8). Prediquemos al mundo este mensaje de poder.
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