Thursday, February 14, 2013

¿Dónde Está Tu Fe?


Por: Pastor Carlos A. Goyanes

Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.  ~Mateo 8:10
La fe es algo natural que deben tener los hijos de Dios, o al menos eso es lo que Dios desea. El espera que cada creyente tenga la certeza de que Él es y no hay otro como El. Jesús se maravilló de la fe del centurión romano, pero su maravilla mayor era que su fe sobrepasaba a la fe de los de su pueblo. Es algo controversial ver como alguien que creemos que no es hijo de Dios tenga más fe que nosotros los miembros de su iglesia. El mundo ya ha sido vencido por el Señor (Juan 16:33); pero a veces, parece que el mundo nos ha vencido a nosotros. Solo una persona que ha nacido en Cristo y tiene fe puede vencer al mundo (1 Juan 5:4).
Los cristianos hemos sido llamados a vivir por fe si queremos agradar a Dios (Hebreos 11:6). La gran diferencia entre los hijos de Dios y el mundo es la fe. Hacer la diferencia en estos tiempos modernos es difícil porque con frecuencia nuestra fe flaquea, pero si hay fe en el Señor, nos mantendremos al margen del mundo y daremos testimonio de lo que creemos. La vida diaria con sus retos amenaza nuestra fe y pone a prueba nuestros principios cristianos, pero nuestra fe debe ser algo genuino y no algo influenciado por lo que nos rodea.
El centurión romano tenía a cargo cien hombres, era una persona influyente y con poder; sin embargo, en un acto de fe nos dio varias enseñanzas:
1.     Dio el primer paso de fe: reconoció a Jesús como Señor (Mateo 8:2). Este es el primer y más grande paso para una relación de fe con el Señor. Al depositar su fe en el Señor, estaba reconociendo su señorío y grandeza.
2.  Se humilló al reconocer su indignidad y al decir que él estaba bajo autoridad (Mateo 8:8–9). Al advertir nuestra pequeñez delante de Dios damos lugar a la manifestación de su poder a través de nosotros al dejar que él tome el control de nuestras vidas. Estamos bajo autoridad, bajo el señorío de Cristo. No somos su centurión, sino sus soldados. Someterse es el problema del hombre rebelde que reclama su protagonismo en este tiempo presente. La Escritura nos dice que tenemos que someternos a Dios (Santiago 4:7).
3.  Creyó en el poder del Señor (…solamente di la palabra, y mi criado sanará…Mateo 8:8). También Jesús reconoció la fe de él (Mateo 8:10). La fe que se menciona en el pasaje no es el conjunto de principios bíblicos en los cuales descansa nuestra creencia, sino en la profunda convicción interior de que Dios puede obrar a pesar de lo difícil que parezca la solución del asunto que está delante de nosotros. Ese tipo de fe maravilla a Dios (Mateo 8:10).

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