Por: Pastor Carlos A. Goyanes
Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal
manera que el ciego y mudo veía y hablaba.
~Mateo 12:22
Como siempre, los
milagros de Jesús atrajeron a mucha gente, de manera que el Señor, humanamente
hablando, no podía satisfacer sus necesidades básicas como por ejemplo comer
(Marcos 3:20). Hasta su familia terrenal, su madre y sus hermanos vinieron a
buscarle porque creían que había perdido el juicio (Marcos 3:21). Aun así, el
Señor continuó ministrando a los necesitados. Jesús no se detuvo ante la
oposición, la crítica y las amenazas; siguió cumpliendo con su ministerio.
La Palabra de Dios dice
que fue traído a él un endemoniado, ciego
y mudo (Mateo 12:22). Fue la obra de Satanás la que dejó a este menesteroso
hombre atormentado por un espíritu inmundo, ciego y mudo. La palabra ‘endemoniado’
significa estar poseído por un demonio, actuar bajo el control de un demonio.
Los demonios, o espíritus inmundos, que tomaban posesión de la gente les atormentaban
y afligían de muchas maneras. En este caso el demonio dejó al hombre ciego y
mudo. Pero Jesús hizo un triple milagro: echó fuera el demonio y el hombre pudo
ver y hablar. De esta manera Jesús deshizo la obra del diablo. Obró en contra
de Satanás (1 Juan 3:8). Dice la Palabra que le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba (Mateo
12:22b). Solo podemos maravillarnos de tales obras y creer que Jesús es el Hijo
de Dios (Mateo 12:23). No había otro milagro más impresionante que éste. La
gente ‘estaba atónita’ al observarlo,
pues era otra demostración clara de la supremacía de Jesús sobre las obras del
Diablo que desesperado por la derrota usa a sus agentes para acusar, desmentir,
desacreditar la obra de Dios y combatir la influencia de Jesús (Mateo 12:24).
De este pasaje podemos
sacar varias enseñanzas:
1. Jesús vino para
librarnos. Aquel hombre ciego y mudo estaba en esta condición porque estaba
poseído por Satanás. Esta es la condición del hombre sin Dios. Está ciego y por
lo tanto no puede hablar de lo que ve. Todavía no entiende las maravillas de
Dios y lo que puede hacer en su vida. En cambio, Jesús vino a buscar y a salvar lo que se había perdido (Lucas
19:10).
2. Todas las fuerzas
del mal con su capitán el Diablo se opondrán desesperadamente a la obra del
Señor con artimañas, mentiras y falsificaciones de la verdad. Satanás vanamente
intenta destruir lo que el Señor ha hecho, pero no puede. Entonces tratará de
retrasar la obra. Lanzará sus ataques para engañar, si fuere posible, a los
escogidos para que la obra de Dios no avance. A veces él mismo lo hace a través
de los demonios, pero otras veces usa a sus agentes humanos.
3. Podemos alcanzar la
verdad a pesar de vivir en la mentira. Como dice un proverbio secular “la
mentira puede transcurrir un año, pero la verdad se alcanza en un día”. Es
grandioso saber que cualquier persona que conozca a Jesucristo ahora, puede
deshacer en su nombre las ataduras con las que el Diablo le tenía atado y
conocer la verdad que le hará libre (Juan 8:32), no en largos días, sino en ese
mismo instante que encuentre al Señor. El vino para vencer y ha vencido, solo
tenemos que acogernos a su salvación porque Él dijo y será hecho. Todo esto…si puedes creer, porque al que cree todo le
es posible (Marcos 9:23). De esta manera será destruido el fuerte del
Diablo (1 Juan 5:4).
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