Por: Pastor Carlos A. Goyanes
Así que, no los temáis… ~Mateo 10:26a
El temor es parte de la naturaleza humana. El temor puede convertirse en
el paralizador de la vida ya que muchos, sea por temores internos o
circunstancias que causen temores externos, quedan paralizados. Algunos
cristianos de hoy son hijos del temor más que de Dios y por eso viven vidas
infructuosas espiritualmente hablando.
En este pasaje de Mateo 10:26-33, se menciona la frase “no temáis” tres
veces y en cada una de ellas se hace una exhortación a seguir adelante con el
trabajos de Dios.
1. “No los temáis” (Mateo
10:26). Esta primera mención de la frase se hace en plural, aludiendo a la
oposición de los que no creen en Dios. Por mucho que los enemigos del Señor se
esfuercen en esconder sus pecados, Dios los conoce y nada de lo que ellos hacen
en las tinieblas quedará sin revelarse a la luz de Dios. La Palabra de Dios
revela el pecado del hombre, denuncia sus maldades y desnuda el alma. Sus obras
vergonzosas son descubiertas por Dios a los ojos de los demás y esto les
molesta. Pero ¿cómo, pues, invocarán a aquel
en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y
cómo oirán sin haber quien les predique? (Romanos 10:14). Como simples
mortales tememos, pero vamos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo que nos
ha enviado con su potestad a ganar las almas perdidas (Romanos 1:15). Lo que
hemos aprendido en privado acerca de la condición humana y de lo que Dios
quiere para el mundo, tenemos que sacarlo a la luz. El mensaje que Dios nos ha
revelado en nuestra intimidad con Él, tenemos que decirlo (Mateo 10:27). No
podemos ocultar información que puede salvar. No podemos callar aunque esto sea
costoso para nuestras vidas. Estamos en la tierra con esta misión que a veces
causa temor por el entorno en que nos desenvolvemos.
2. “No temáis” (Mateo 10:28).
Esta segunda repetición de la frase no temáis hace un contraste de lo temporal
con lo eterno. El que no cree en Dios está aferrado solo a las cosas temporales
como lo único valioso que pueden tener. No hay promesas, ni esperanza y su amor
es lo material. No han entendido que ciertamente aunque necesitamos lo material
mientras vivamos en esta tierra, cuando partan de este mundo no estarán
preparados para la eternidad. El Señor exhorta a sus discípulos a no temer ya
que el enemigo no tiene poder sobre sus almas. Quizás si Dios se lo permite
puedan destruir nuestros cuerpos, pero nuestras almas pertenecen a Dios. Si
hemos conocido a Cristo, nada nos puede separar de Él (Romanos 8:35-39).
3. “No temáis” (Mateo 10:31). La tercera repetición de la frase no
temáis nos habla de lo que valemos para Dios. Como tesoro precioso y escogido
de Dios podemos tener la seguridad de que seremos salvos y que estaremos
seguros en Él. Las cosas de la creación que son tan comunes para nosotros como
los pajarillos que Dios cuida y alimenta, el control que Dios tiene aún sobre
cada cabello de nuestra cabeza, demuestran que Dios está al tanto de todo. Si
Él se preocupa cuidadosamente por esas cosas que parecen tan pequeñas ¿por qué
no ha de preocuparse por nosotros?
No temas porque Dios te ama, eres su perla de gran precio, eres el tesoro
escondido que halló Dios en el campo, eres el trigo de la cosecha del Señor,
eres la Novia del Cristo, eres parte su Iglesia, eres el centro del amor de
Dios (Juan 3:16). Palabra fiel es esta: Si
somos muertos con él, también viviremos con él; si sufrimos, también reinaremos
con él; si le negáremos, él también nos negará. (2 Timoteo 2:11–12).
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